En una sociedad que puja por un nuevo ordenamiento, hay que regular el derecho al silencio. Ni casas, ni establecimientos privados o estatales, tienen el mandamiento de establecer el ruido con sus nuevas tonadillas de reguetón u otro ritmo cardíaco. Hasta ahora, aun cuando existe legalmente lo estipulado para que el respeto sea una norma social, no se ejerce de forma consecuente por parte de las autoridades del gobierno. Si así fuera, lloverían las denuncias y los causantes de este daño se atendrían a las consecuencias.
Como en cada país, se debe dar a conocer el horario para fiestar, los decibeles posibles, y el respeto al derecho ajeno para establecer la paz y la concordia social. Hace unos días atrás, tuve que hablar con el encargado de La Pelota, en 23 y 12, quien accedió a bajar la música con la cual -en un establecimiento vacío- molestaba a los clientes del negocio del lado, donde yo estaba sentada intentando establecer una conversación que duraría menos que el consumo de una carísima bola de helado.
Últimamente me había refugiado para escribir en una habitación, en sentido contrario del ruido de la calle, pero –lamentablemente- me han tocado unos vecinos que ya vinieron con los oídos y el buen gusto dañados. Sociedad “a la bartolina”, sin exigir deberes y derechos ciudadanos, sin educar en el respeto, tiene un perjuicio mayor que el económico. Es una bola de nieve en el Trópico.
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Llueve sobre mojado, ojalá esa realidad utópica pueda en algún momento ser la cotidianidad del cubano
Ojalá y se materialicen sus deseos. En mi barrio estamos a merced de la indisciplina sonora, al punto de pasar noches sin poder dormir producto del volumen excesivo del reggaeton, de mala calidad, para al siguiente día ir a trabajar....y nada sucede
Totalmente d acuerdo con este artículo sobre el respeto al otro. Si yo deseo dormir, leer, ver una peli, o tengo un bebé en casa o un enfermo o simplemente no quieto oír música pq el otro me la impone según su gusto y a un volumen molesto. En fin estoy esperando hace mucho tiempo q se haga cumplir la ley del respeto al otro q en Cuba se ha perdido. La música a volumen insoportable y donde sea, en un taxi, una guagua, en la calle, en el hospital, en el barrio, y muchas veces me ponen hasta 3 bocinas con 3 diferentes canciones y todas además d muy mal gusto pictóricas en palabras obscenas e indecentes.
Y quién va a poner orden?, porque llamas a la Policía y no vienen, hasta se ríen. Hace unos añitos llamabas y sí venían.
Que más quisiera yo también. Ayer fue 1 día de locura, un vecino q renta portal para una barbería optó por poner su bocina hacia la calle, la música a todo dar y ellos gozando, días atrás la misma historia en otra casa más adelante, da igual q estemos en ciclón o en apagón, ellos logran sacar media vecindad hacia la calle, y ahí se forma casi una fiesta popular. No puedes escuchar TV, ni conversar en familia, y mucho menos descansar. Temo q todo lo q queda de diciembre será igual, porque nadie toma acciones contra lo mal hecho.