En una sociedad que puja por un nuevo ordenamiento, hay que regular el derecho al silencio. Ni casas, ni establecimientos privados o estatales, tienen el mandamiento de establecer el ruido con sus nuevas tonadillas de reguetón u otro ritmo cardíaco. Hasta ahora, aun cuando existe legalmente lo estipulado para que el respeto sea una norma social, no se ejerce de forma consecuente por parte de las autoridades del gobierno. Si así fuera, lloverían las denuncias y los causantes de este daño se atendrían a las consecuencias.
Como en cada país, se debe dar a conocer el horario para fiestar, los decibeles posibles, y el respeto al derecho ajeno para establecer la paz y la concordia social. Hace unos días atrás, tuve que hablar con el encargado de La Pelota, en 23 y 12, quien accedió a bajar la música con la cual -en un establecimiento vacío- molestaba a los clientes del negocio del lado, donde yo estaba sentada intentando establecer una conversación que duraría menos que el consumo de una carísima bola de helado.
Últimamente me había refugiado para escribir en una habitación, en sentido contrario del ruido de la calle, pero –lamentablemente- me han tocado unos vecinos que ya vinieron con los oídos y el buen gusto dañados. Sociedad “a la bartolina”, sin exigir deberes y derechos ciudadanos, sin educar en el respeto, tiene un perjuicio mayor que el económico. Es una bola de nieve en el Trópico.
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Entre las distorsiones relacionadas directamente con la indisciplina social, se encuentran algunas que provocan denuncias y preocupaciones de muchos foristas, tanto en Cubadebate como en otros medios de prensa y se vinculan con las afectaciones provocadas por la actividad realizadas por algunas actividades económicas que se realizan en lugares que por ley no debían permitirse. Sin embargo, se aprueban licencias que luego se convierten en patentes de corso esgrimidas por sus titulares como justificación para molestar. Entre estas actividades se encuentran aquellas que, de por sí, implican la existencia de ruidos, como talleres de reparación de vehículos y motos, talleres de soldadura y carpinterías, entre otras y que, por el efecto de este ruido y molestias, incluso de los peligros asociados, no deben realizarse en edificios de viviendas o en lugares que afectan la tranquilidad ciudadana. A ellas se agregan aquellos lugares que utilizan música que se convierten en "centros de torturas" para los vecinos. Una forma de minimizar el impacto de estas actividades, puede ser solucionada por la implicación de representantes del CITMA y de Higiene y Epidemiología en el proceso de su aprobación. Si se modifica lo regulado en la creación de este tipo de actividades y se aprueban por estos representantes, al tiempo que se establece una especie de "contrato" que los titulares de las entidades creadas deben firmar, donde se establezcan las obligaciones en la garantía de un ambiente sano, estaríamos dando un paso importante en el respeto y en la disminución de ciertos comportamientos e indisciplinas sociales. La población agradecería estos cambios. Hay todavía mucho que legislar, en relación con las nuevas formas económicas: la obligatoriedad de existencia y cumplimiento de un horario, la entrega de comprobantes de pago (forma de evitar la evasión del fisco), son algunas de ellas. Sugiero a los decisores que mediten sobre esto...
Totalmente de acuerdo ,la música se cualquier hora , vivo frente una avenida y la música de las motos hasta en la madrugada me ha despertado y eso hasta donde se lo prohibía en Código del Tránsito ! A este paso nos volveremos una sociedad de sordos , consulten a los médicos especializados y normen esto por favor !
Realmente llevamos años hablando de lo mismo pero nada pasa,la policia pasa cerca de una moto que lleva ( lo he visto) una discoteca ambulante y ni los mira,en fin no se ya que habra que hacer porque si llama la atencion aunque a otros les moleste tambien guardan silencio y te dejan sola con el problema. Las personas con educacion cada dia nos metemos mas profundo en la concha que es nuestro hogar para tratar de no escuchar nada.
Que bueno sería que el gobierno de este país se tomara bien en serio este grave malestar, cuanto se ganaría en educación y respeto, cosas que hoy lamentablemente están en crisis.
El ruido esta en todas partes. En las casas, las motos eléctricas, los bicitacis. Sin control muchas leyes y no se aplican. La policía brilla por su ausencia. Y lo más triste que es a toda hora.