En una sociedad que puja por un nuevo ordenamiento, hay que regular el derecho al silencio. Ni casas, ni establecimientos privados o estatales, tienen el mandamiento de establecer el ruido con sus nuevas tonadillas de reguetón u otro ritmo cardíaco. Hasta ahora, aun cuando existe legalmente lo estipulado para que el respeto sea una norma social, no se ejerce de forma consecuente por parte de las autoridades del gobierno. Si así fuera, lloverían las denuncias y los causantes de este daño se atendrían a las consecuencias.
Como en cada país, se debe dar a conocer el horario para fiestar, los decibeles posibles, y el respeto al derecho ajeno para establecer la paz y la concordia social. Hace unos días atrás, tuve que hablar con el encargado de La Pelota, en 23 y 12, quien accedió a bajar la música con la cual -en un establecimiento vacío- molestaba a los clientes del negocio del lado, donde yo estaba sentada intentando establecer una conversación que duraría menos que el consumo de una carísima bola de helado.
Últimamente me había refugiado para escribir en una habitación, en sentido contrario del ruido de la calle, pero –lamentablemente- me han tocado unos vecinos que ya vinieron con los oídos y el buen gusto dañados. Sociedad “a la bartolina”, sin exigir deberes y derechos ciudadanos, sin educar en el respeto, tiene un perjuicio mayor que el económico. Es una bola de nieve en el Trópico.
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También hay una creciente moda con las motos que son insoportable
Así debe de ser,nadie puede obligar a nadie a escuchar música y mucho menos a molestar al vecino, hoy en día es lo que abunda. Deben de regular esas cosas.
Es necesario tomar medidas al respecto, nadie puede privar a nadie de su privacidad, y mucho menos obligar a escuchar la música que uno no desea. Manos dura con este tema que es bastante molesto
Ojalá y se logre algo en esa batalla...música alta en general, el Reguetón en particular , el panadero a las 2 am el bocadito de helado son un atentado a nuestros oidos y tranquilidad.
La música a todo volumen en las casas, los apartamentos, las mipymes; los panaderos a las 6 a.m. tocando el silbato incansablemente. Le dan la vuelta a la manzana innumerables veces. Más tarde aparecen los pregones del colchón y los compro pomos de perfume y cualquier pedacito de oro, guayaba, etc. etc. Las motos, los bicitaxis con su asqueroso Reguetón se detienen dónde quiera por largo tiempo. Otros andan con sus bocinas imponiendo su mal gusto. Mesas de dominó en la calle con una gritería que parece que se están matando. Las máquinas de cortar lozas, cabillas. Los que trabajan en estás cosas lo hacen en la calle o en áreas comunes. La contaminación acústica nos mata. Sí se va a un lugar donde haya televisión hay que ver y oír lo que estén viendo los empleados aunque no nos guste. Nuestra salud está en riesgo y la falta de respeto y consideración a nivel Dios. Nadie les llama la atención, ni ponen multas. Conozco vecinos que llaman al 106 una y otra vez a ver si vallan a los de la música o escándalos y no vienen. Nadie hace nada. No pasa nada. Pongan multas de 1000 pesos y si reincide, se la triplican. Los que molestan ni trabajan ni estudian. Viven de quien sabe qué...