Foto: Joyme Cuan

El conductor del microbus de TaxiCuba, alerta a los pasajeros con una sentencia concluyente: “No aceptamos ningún tipo de divisa. Solo el peso de moneda nacional (CUP)”. Su afirmación sobrepasa la advertencia acerca de las transacciones que aún pueden realizarse con el CUC hasta su total salida de circulación -en un período relativamente corto-, como fuera previsto después del llamado día cero. Sin embargo, de inmediato aclara con un ejemplo aplastante: “Algunos me han dado un billete de cinco CUC, para devolver 95 CUP”.

Durante un diálogo sostenido por el Primer Ministro de la República, Manuel Marrero Cruz, con un productor, en su recorrido por la granja Primero de Mayo, ubicada en el municipio de Cotorro, para el cultivo de vegetales y hortalizas, preguntó cuánto ganaba aquel trabajador. “Ochocientos pesos”, le respondió. Entonces el Primer Ministro aseguró convencido: “Muy poco”. Argumentó con referencias de análisis recientes acerca de las altas ganancias obtenidas por los intermediarios al especular con los precios del mercado, específicamente en medio del proceso de ordenamiento financiero y de salarios en todo el país.

Todos los pronósticos de expertos y los comentarios del pueblo convergen en la observación presente de factores que contribuirán al despegue de la economía en La Habana. Así lo demuestra el fuerte impulso, con una mirada renovadora, hacia las potencialidades de su agricultura urbana, suburbana y familiar, con el fomento del cultivo de peces de forma intensiva en los espejos de agua diseminados en una buena parte del territorio capitalino.

El reordenamiento económico ha desatado el movimiento de todas las estructuras económicas y de servicios del país. El encadenamiento de la industria local a la industria nacional debe concretarse en cada uno de los niveles de producción. Citemos dos ejemplos: conservas de frutas y vegetales. Incremento de la actividad agropecuaria en cooperativas del municipio de La Habana del Este en la producción lechera y alimentos derivados. 

De igual forma resulta notable el aumento de personas en busca de vínculo laboral con el Estado. La sacudida de la pirámide ha demostrado la importancia de cada paso necesario para recolocar su estructura sobre una base realmente sostenible si observamos la geometría de esa figura en la cual, precisamente, se precisa la remuneración en correspondencia con el aporte y la capacidad de cada ciudadano en función del desarrollo exigido por la nación en la búsqueda de la soberanía alimentaria y el aumento de rubros exportables.

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