
Cuba es una Isla de héroes de la cotidianidad, pero sobre todo de esos momentos desgarradores, que exigen un extra. Lo apuntaba hace unos días para resaltar las dimensiones del esfuerzo de los hidráulicos, en particular los trabajadores de Aguas de La Habana, quienes lo dieron todo y un poco más, en el empeño por restablecer la normalidad, luego de un descalabro que puso en jaque el suministro, en varios municipios de la capital, por prolongadas y tediosas jornadas.
Decía entonces que en esa batalla por bajar las presiones a la caldera en ebullición, que representa el día a día de los cubanos –sobre todo de un tiempo a esta parte-, a cada rato, circunstancias y retos mayúsculos, ponen a los profesionales de este o aquel otro sector, en la primera línea, a donde suelen llegar con la vocación de servir por delante, elevado compromiso, invulnerable lealtad y con la victoria como la única de las opciones.
En esa recurrente porfía de vida o muerte, ahora le ha tocado turno a los eléctricos, frente a una total “caída” del Sistema Electroenergético Nacional, que, aunque les puso altísima la varilla y pese a que casi todo parecía estar en contra, no impidió que –otra vez- salieran airosos, en tiempo récord.
Vocación espartana, que casi al unísono, emergió hecha pueblo, cuando una tormenta tropical (Oscar), con ínfulas diluvianas, pretendió ponernos a prueba.
Nos lanzó un contundente jab, al norte de oriente, que causó severos daños, pero la Isla entera se unió en función de la recuperación de los territorios afectados, desde la institucionalidad y los hogares, sacando de donde no hay, porque, mientras otros gastan en lujos y hasta máquinas de matar semejantes y regatean cuando se trata de salvar o dar de comer a un ser humano, para quienes habitamos en esta geografía insular, ayudar el prójimo no admite aplazamientos.
Se sabe. Para los cubanos de acá, vivir, burlar el bloqueo, no es cosa fácil, y es asunto de todos los días. Tanto “que no íbamos a resistir otra etapa (Período Especial) crisis, que “otro vendaval de agudizados apagones provocaría, irremediablemente, un levantamiento contra el gobierno… Pero, contra viento y marea, aquí estamos. Han sido demasiadas y duras las batallas libradas, retos, ataques y zancadillas; pero también la entereza, las victorias, y las evidencias de que, refunfuños aparte, no habrá retrocesos ni reblandecimientos.