Espantar la oscuridad de las luminarias que deben alumbrar nuestras calles de noche, es un reclamo que suele repetirse y cuya solución, a veces, demora más de lo debido. Por lo general, cuando un foco deja de encender, la respuesta que suele darse es que se fundió, algo que no siempre es cierto.
Hace varios días, un carro de la empresa eléctrica recorrió varias calles del reparto La Caridad, en el Cotorro. En ese momento pudimos apreciar como, tras llegar al sitio donde había alguna luminaria, bajaban la escalera para, momentos después, subir a revisarla.
Ellos no tenían una varita mágica para solucionar problemas, ni un bombillo para sustituir el que estuviese fundido. Pero sí muchos deseos de trabajar, y por sobre todas las cosas, conocimientos de lo que hacían.
Algunos vecinos, al ver que después que "trastearan algo lo cables" la lampara "volvía a la vida", daban gracias por el trabajo. Otros se preguntaban, si era tan sencillo, ¿porqué la demora en solucionarlo? y aunque no dejan de tener parte de razón, lo cierto es que, dadas las limitaciones actuales por las que atravesamos, no siempre se puede disponer de un carro para esas funciones.
El trabajo de esa mañana permitió a no pocas luminarias "volver a la vida", y con ello, el barrio respiró un tanto mejor. Ahora la luz retornaba a las calles, brindando a transeúntes y peatones protección contra potenciales hechos delictivos, y seguridad en la vía. Lo vivido esa mañana, y sobre todo, lo experimentado a partir de esa misma noche, cuando la oscuridad dejó de señorial, demuestran una vez más la necesidad de no cruzarnos de brazos ante un problema. Que acciones como está se vuelvan una práctica sistemática, por un lado, evitarán el derroche de recursos, y por otro, solucionarán problemas en el menor tiempo posible.



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Así debían hacerlo no solo en La Habana también en otras Provincias , en mi cuadra no hay una sola luz que encienda y tenemos hasta un Hospitsl en la misma esquina, soy de Matanzas