Foto: Oilda Mon

Cada año se incrementan las pérdidas humanas por concepto de accidentes y lesiones intencionadas y autoinfligidas, a nivel mundial, regional y nacional. El factor humano y en especial el control de vehículo, ha sido identificado como causa primaria de los accidentes de tránsito.

Quiso el destino que esta tarde lluviosa de junio coincidieran en un mismo espacio y tiempo, frente a mi lente siempre atento, dos hechos que pudieron incrementar las estadísticas de lesiones y accidentes en la capital.

Foto: Oilda Mon

El primero de ellos tiene que ver con un hecho cada vez más frecuente a propósito de las lluvias de junio. A lo largo de la Vía Blanca, entre Suchel y Palatino, es habitual observar a decenas de adolescentes y jóvenes esperando el cambio de luz para iniciar su espectáculo de patinaje sobre agua y asfalto, sin medir las terribles consecuencias que podrían tener para los choferes de los autos y camiones de los cuales se enganchan y en especial para su salud y su vida.

El segundo de ellos opacó al primero de los hechos al devenir en tumultuoso y ejemplo de la intolerancia y la violencia sin justificación que se inserta en nuestra sociedad, una calle inundada, un chofer que adelanta por la izquierda y un golpe de agua al auto de al lado, fueron condiciones propicias para que un madero fuera esgrimido por el chofer pasado por agua, mientras el otro regresaba a su auto a buscar con qué iniciar la épica batalla de las aguas de junio.

Foto: Oilda Mon

Solo el actuar inmediato de los pasajeros de la gacela y de algunos transeúntes impidieron que la sangre llegara al río, o mejor dicho a la Vía blanca, mientras los deportistas del deporte extremo decidieron ir hasta el lugar, al tener más publico la pelea que el patinaje.

La realidad es que violencia y deporte extremo conducen en nuestra realidad cubana de hoy a un callejón sin salida, donde estos problemas de salud requieren sin lugar a dudas de un análisis intersectorial e integral, donde cada uno de los actores de la comunidad involucrados y responsables de esta meta, contribuyan a la toma de decisiones para su solución, de manera participativa y comprometida de la salud de la población.

Foto: Oilda Mon

El fomento de la responsabilidad social compartida deviene en condición indispensable para reducir el número de lesiones y accidentes asociados a conductas irresponsables o violentas. Hoy entre todos estamos a tiempo para impedir que sigan muriendo adolescentes y jóvenes por estas causas, mañana será demasiado tarde.

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