Foto: Fotomontaje: Maya Cuba

Corría el 26 de febrero del año 2011, un día normal y corriente para cualquier cubano, menos para los agentes de la Seguridad del Estado, Carlos Manuel Serpa Maceira (agente Emilio) y Moisés Rodríguez Quesada (agente Vladimir); para ellos el sueño se haría realidad.

Durante sus años infiltrados en las filas enemigas habían tenido un solo temor, el de morir como traidores.

La hora ya estaba cerca, millones de cubanos estaban frente a los televisores porque se anunció un "programa especial" al culminar el noticiero.

Ya eran las 8:30 p.m. y por fin Razones de Cuba transmitía el documental "Los peones del imperio".

Carlos Serpa Maceira comienza a comunicarse con la mal llamada emisora Radio Martí para denunciar todos los maltratos de la Seguridad del Estado contra él, contra las "Damas de Blanco" y de pronto el guion da un giro y aquella voz que el pueblo había repudiado durante tantos años por sus acciones contrarrevolucionarias transmite en vivo "Viva Fidel, Viva Raúl, Libertad para los Cinco Héroes prisioneros del imperio y les habla el agente Emilio de los Órganos de la Seguridad del Estado".

Aunque hoy se cumplen doce años de aquella denuncia, para Carlos Manuel Serpa el momento sigue vivo como el primer día. Su tío Emilio quien fue su guía, le inculcó los valores y los ideales que él defendía, y lamentablemente había fallecido sin saber la verdad podía descansar en paz; su sobrino no era un traidor.

En el poblado de Santiago de las Vegas, en el capitalino municipio de Boyeros, Moisés Rodríguez Quesada, tras terminar su turno de trabajo en la Aduana del Aeropuerto Internacional "José Martí", se disponía a "descansar" para la vista de todos, pero él sabía que el momento había llegado.

Al terminar el noticiero, apenas pudo ver el programa, ya el teléfono no dejaba de sonar; sus familiares, compañeros de trabajo, vecinos, no lo podían creer, ese era Moisés el contrarrevolucionario, el hombre que se paseaba por todo el país al lado de Elizardo Sánchez Santacruz "El Camaján".

Una vez más un golpe duro al vecino del norte, otra vez David con su pequeña onda vencía al gigante Goliat, una vez más los "peones" se movían en el tablero de ajedrez, pero a favor de la Revolución cubana.

Razones de Cuba sacaba a la luz a dos de sus hijos, pero el enemigo sabía que era incalculable la cifra de los que aún permanecían y permanecen hoy en la sombra, sabía que quedaban peones jugando un juego en defensa propia.

Llegue en este día el reconocimiento de todo el pueblo de Cuba para estos dos grandes hombres y para aquellos que esperan, en silencio, no morir como traidores.

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