
Antes todos eran ciclones. No había tormentas tropicales, baguadas, huracanes… Todos eran ciclones, y el único medio para informarnos: la radio.
Cuando se anunciaban, mi abuela Mama iba al patio, le arrancaba el pescuezo a par de gallinas, preparaba sopa para tres o cuatro días, hacía suficiente arroz, buñuelos, arrancaba los racimos de plátanos hechos, recogía el café maduro, aseguraba la cerca de la cochiquera y reunía a toda la familia en su casa, que era la mejor.
La radio de mi abuela era un equipo largo, blanco y negro que no llevaba pilas, pero alrededor de él nos reuníamos, comiendo, tomando chocolate y conversando durante varias jornadas.
Si les soy sincero, extraño los ciclones de antes. Era el único motivo por el cual dejábamos de ir a la escuela, estábamos siempre unidos y comíamos mejor que nunca.
Ahora bien, para los ciclones, había que preparase todo el año.
Las reservas de mi abuela estaban en el patio o pequeña finca de su casa. No había que hacer colas tremendas para el pan, como la que vi hoy en Línea y 12, en El Vedado.
El techo, de teja, siempre resistió, pero ella mandaba a repararlo cada fin de año.
Hablo mucho de la abuela. Es mi referente. Cuando mi vieja y mi tía eran muy niñas se quedó sola. Fue machetera, agricultura, despalilladora de tabaco, pero dejó la mejor herencia a la familia: una casona, hoy casi destruida, un patio enorme en el medio del pueblo, al que los vecinos cada mes le roban un pedazo y el ejemplo de que la mejor manera de resistir y salir adelante, son el empeño diario, entrega, sacrificio y voluntad.
Alguien me dijo que este lunes abrirían las tiendas con surtidos que estaban en almacenes, que recogerían y venderían viandas y hortalizas a punto de cosecha; desde el sábado, las máximas autoridades de La Habana y el país llaman a salvaguardar vidas humanas y asegurar recursos económicos.
Este reportero constató que, al mediodía de este lunes, las principales tiendas del Vedado estaban cerradas o trataban de hacerlo, que los mercados agropecuarios estaban clausurados. ¡Claro, es lunes y hay que seguir las reglas habituales, pese al huracán!...
Además, mi panera, sin previo aviso (sitio para le venta de pan), ubicada en 23, entre H e I, estaba cerrada a las cinco de la tarde. Algo sobre lo cual llamaron la atención las máximas autoridades de la capital en un momento como este.
Hay lugares donde pulula la basura, como las calles Benjumeda y Franco, en Centro Habana, o el parque Asunción, entre las calles Teresa Blaco y Dren.
Así NO le ganamos la pelea a los huracanes.
Hoy escuché una vez más decir a Luis Antonio Torres Iríbar, presidente del Consejo de Defensa Provincial de La Habana, que en prever está el arte de salvar. Me recordó cómo pensaba mi abuela.
Ver además:
Tienes toda la razon, naci y me crie en el campo y lo vivi, incluso existian unos rachos pegados al suelo de guano muy resistentes a fuertes vientos, se guardaba en estos todos los articulos de la casa y se pasaba el dia y la noche, practicamente pocas perdidas materiales y personales. En aquel entonces practicamente no existian medios de comunicacion como hoy, en algunos casos un radio de bateria o atraves de las voz popular de persona a persona. Hoy hay suficientes medios, entidades que se encargan de prevenir, aletar y me pregunto ¿Por que tantas perdidas?, ¿Tomaremos todas las medidas con suficiente tiempo y responsabilidad?. Creo que nos descuidamos y nos confiamos (escuche aqui en La Hab. a muchos desir que no iva a pasar nada) y la practica nos demostro otra cosa, no se vio la poda de arboles, destupir tragantes, asegurar locales.....y no porque lo dejaran de desir las autoridades competentes, incluso el Primer Secretario del PCC en La Hab y despues queremos que todo se resuelva en 24 h y que se nos repongan todos los medios. Siempre un huracan y mas de esta categoria va a dejar destruccion y perdidas pero si podemos minimizar los daños como lo hacian nuestro ABUELOS.