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“La prensa debe ser el examen y la censura, nunca el odio ni la ira que no dejan espacio a libre emisión de ideas”, afirmó José Martí en 1875, y a casi siglo y medio de esa afirmación, sus palabras tienen total vigencia.

En la era de la tecnología, en tiempos donde las redes sociales tienen un peso enorme en la opinión pública, le toca a la prensa, como nunca antes, estar al tanto de cuanto ocurre e informar con la inmediatez que estos tiempos exigen, y sobre todo, hacerlo con total veracidad, de hablar claro.

En encuentro del presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez con miembros de la Unión de Periodistas de Cuba, quedó claro que existen demoras, y en no pocas oportunidades vacíos informativos, dados por diversas razones; vacíos que deben ser erradicados.

Así pues, toca a los dirigentes dar la respuesta necesaria, en el momento indicado, y a los periodista gestionar la información con la inmediatez que estos tiempos requieren. Llegar a los lectores implica, no solo tener los datos necesarios, y un análisis objetivo del tema que se trata, sino de emplear un discurso que resulte atractivo a la población.

Pero más allá de la inmediatez, de la veracidad, de la forma de decir, o de la relación que pueda y debe existir entre los medios de prensa y los dirigentes encargados de dar determinada información, está el hecho de los periodistas ser conscientes de los tiempos que vivimos.

No se puede aspirar a ser seguidos sino somos capaces de describir estos tiempos, con su pluralidad de opiniones, pero conscientes de la obra que se defiende; debemos ser capaces de señalar los errores que existen, sin dejar de reconocer las virtudes que tenemos y el camino a seguir para erradicar esas pifias.

Y como de hablar claro se trata, debemos decir que tan necesario como erradicar la demora en la información es desterrar la añeja división existente entre “medios provinciales y nacionales”, algo sobre lo cual hace años se discute, y que aún se mantiene. Y es que en tiempo de Internet, todos los medios rebasan la mera barrera local, o nacional, para volverse medios de alcance internacional.

Si bien las funciones de los primeros van encaminados a temas que competen a toda la nación, mientras los otros centran su accionar en la vida de la provincia, no es menos cierto que ese mismo accionar influye en el desarrollo de la nación y que lo que al respecto se publica en sus páginas web llega a todos los rincones del mundo, casi de forma inmediata.

Darle igual posibilidad a quienes laboran en esos “medios provinciales” que a los de los “nacionales” de cubrir eventos dentro y fuera del país, lograría una mayor diversidad de voces, visiones diferentes. Indudablemente, la noticia puede ser la misma, pero la forma de narrarla por esos reporteros, de describir el suceso, la visión de lo que ocurre a partir del quehacer de sus coterráneos, sin excluir, claro, a los de otras provincias, daría un tono distinto a esa información. 

Claro que no todos los medios pueden asistir a eventos fuera del territorio nacional, pero, ¿por qué no llevar a los medios de la provincia con mayor representación, da lo mismo que sea Pinar del Río, que Holguín, Cienfuegos, la Isla de la Juventud, La Habana, o cualquier otro territorio? No importa si es a una cita atlética, a una colaboración médica, o de otra índole, si se trata del trabajo en la ciudad, en medio de la selva, o cualquier otro espacio, lo importante es que tengan la posibilidades de estar allí, donde se genera la información y hacerlo con la inmediatez que estos tiempos requieren.

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