“Felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace”
Jean Paul Sartre
Resulta muy difícil definir la felicidad pues es una situación relativa y subjetiva, propia de cada persona. Por lo general reconocida como un estado de ánimo positivo, de alegría y plenitud, que genera bienestar. Considerada como un período emocional de una persona cuando alcanza una meta anhelada, manifestado de disímiles maneras, de acuerdo a su carácter y personalidad.
Aunque para algunos es solo una palabra “construida” por el ser humano para sobrellevar la vida. La mayoría de las personas se trazan metas para alcanzar la añorada felicidad, algunas fáciles, otras más difíciles, que se proponen lograr a corto, mediano o largo plazo. Muchos se plantean metas fáciles y cortas, para que su felicidad sea más factible y así evitar sentirse infelices, por estar frustrados al establecer metas difíciles o prácticamente imposibles.
Desde la perspectiva de la Psicología, la felicidad es la capacidad de cada persona para dar soluciones a las situaciones que se presentan en su vida cotidiana. En este sentido, los individuos que tengan cubiertos estos aspectos supuestamente deberían ser más felices y plenos.
Plantean que el subconsciente alimenta el estado de ánimo; por eso, debemos estar bien predispuestos, no ser pesimistas, admitir nuestras limitaciones y saber que no todo depende de la buena voluntad que tengamos, para así enfocarnos en lo alcanzable. Pero creo que es difícil discernir qué es lo que podemos alcanzar o no, lo cual puede variar de acuerdo a las circunstancias y momentos de la vida.
La Filosofía ha considerado la felicidad de diferentes maneras. Para algunos filósofos tiene que ver con el equilibrio y la armonía, obtenida a través de actos orientados a la autorrealización de la persona; otros que se consigue tras complacer los deseos; o a través de la tranquilidad y la serenidad, o la no violencia; también siguiendo como ejemplo a la naturaleza. O que se manifiesta cuando coincide nuestra vida proyectada, refiriéndose a lo que queremos y buscamos ser, con nuestra vida efectiva, o sea, lo que somos en realidad.
Vista desde la Medicina se sabe que en la química del cerebro humano existen una serie de neurotransmisores vinculados con la sensación de bienestar y de plenitud, alegría y euforia, denominados por algunos: “hormonas de la felicidad”, que no son más que las endorfinas, las cuales se producen ante determinados estímulos, entre ellos, el enamoramiento, comer algo que nos guste mucho, o el orgasmo.
Un factor que podría provocar sensación de felicidad es el amor de pareja, pero a veces ocurre al revés, pues existen diferentes formas de manifestarse, que lejos de dar bienestar trae consigo situaciones desestabilizadoras del estado emocional de las personas. No obstante, vale la pena intentarlo, y cuando es correspondido trae consigo sensaciones placenteras y de gozo inmenso, que mientras duran, complementan la vida de una manera única.
Por lo general, cuando una persona triunfa en todas las áreas de la vida pero no logra encontrar el amor, siente una felicidad a medias; y cuando existe amor es más fácil de sobrellevar la pobreza, que no es buena para nadie, pero una pareja que se apoye mutuamente pueden hacer “milagros”, que los motiven a seguir luchando por alcanzar sus sueños.
Por supuesto que esto no es para nada absoluto. Hay personas muy felices sin tener otra a su lado, al menos de manera permanente, pues sienten la necesidad de vivir en su “soledad”, en la que encuentran gran placer, o en una búsqueda constante de nuevas sensaciones; u otras maneras de sentir el anhelado bienestar, como crear alguna obra, ya sea un libro, una pintura, construir una casa, o lograr algún descubrimiento científico, o tan sencillo como vivir una vida ermitaña, sin nadie que los moleste.
Sin embargo, para la mayoría de las personas no hay nada que les provoque más regocijo que lograr crear su propia familia, con su propia casa, en la que todos gocen de buena salud, con uno o más hijos, y verlos crecer sanos tanto física como emocionalmente. Tener un trabajo que les proporcione suficientes recursos, que aparte de cubrir sus necesidades básicas, puedan disfrutar juntos momentos de placer; y que pese a las diferencias generacionales y de criterios, puedan vivir en armonía y respeto.
Es cierto que en este tema nadie tiene la verdad absoluta, porque definir la felicidad es un problema de perspectiva de cada cual. Es demasiado subjetiva y relativa como para precisar un concepto. Creo que si logramos en nuestro día a día hacer lo que nos gusta, nos sentiremos más realizados y eso nos provocará una sensación de bienestar que podría conducirnos a la felicidad. Nada más terrible que hacer lo que supuestamente nos toca si no lo disfrutamos.
Lo que sí está claro es que el tiempo no se detiene, y la vida se va casi sin darnos cuenta. Deténgase a pensar qué quiere lograr, y qué va a hacer para conseguirlo, sin dejar de disfrutar el trayecto. Debemos vivir cada instante con pasión, con coherencia, con una pequeña dosis de locura, y sobre todo disfrutar cada cosa que hacemos, apreciando lo que tenemos, pero sin dejar de tener nuevas motivaciones para seguir adelante y lograr sus objetivos.
Si decide no cejar en esa incesante búsqueda de la felicidad, al menos tenga la precaución de vivir mientras lo intenta. Aunque tengo la certeza que no la encontrará, porque está ahí, en cada uno de sus pasos, solo que aún no se ha dado cuenta.
De cualquier forma, aquí dejo algunas frases que quizás puedan orientar un poco su camino hacia su propia definición de la felicidad:
“Nunca permitas que una dicotomía gobierne tu vida, una dicotomía en la que odies lo que haces para poder tener placer en tu tiempo libre. Busca una situación en la que tu trabajo te dé tanta felicidad como tu tiempo libre.” Pablo Picasso.
“La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días.” Benjamin Franklin
“La felicidad es interior, no exterior; por lo tanto, no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos.” Henry Van Dyke
“La felicidad es cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces están en armonía.” Mahatma Gandi
“La palabra felicidad perdería su significado si no fuese equilibrada por la tristeza.” Carl Jung

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Sin felicidad es casi imposible vivir, es cierto que para sentirse feliz hacemos todo lo posible por encontrar placer en lo que hacemos. Sin embargo tambien podemos sentir felicidad por las cosas agradables que hagan otras personas, por lo que si estás rodeado de personas que te hagan sentir felíz es una gran ventaja. Pero como dice el comentario al respecto, es más feliz quien más ama lo que hace, ya sea dando o recibiendo. La positividad en el quehacer diario, es un posible elemento generador de felicidad, pues contagia al que te rodea y por ende alegra el alma hasta del que adolece de relaciones comunes.
Me gustó mucho. Buen artículo.
Es exelente la forma en que me vio as tantas verdades.Norma. En todo ese proceso es muy importante no perderse uno mismo en todos actos de buena fe y buena voluntad que uno hace por amor, sin saber lo que es el verdadero amor. Cuántos tienes la vicion de apreciar lo verdaderamente importante que eres tú mismo. Sabes tu valor te adeptas tal como eres y puedes darte cuenta quien te da ese valor, para poder tomar mejores decisiones y ser independiente de todo y de todos. Tus hijos serán tu ejemplo de independencia y eso te da un poco de confort por q sabes q son seguros como tú mismo les diste el ejemplo. En es cundo eres aun más feliz. Tu pareja si no se siente feliz es porq no es feliz . No por ti si o por sus propias inseguridades.
Excelente contenido, gracias !!!