El intelectual cubano Rafael María de Mendive fue un reconocido poeta y educador, comprometido con la causa independentista de Cuba, sin embargo ha trascendido en la historia por ser el maestro de José Martí.
Nació en La Habana el 24 de octubre de 1821. Sus padres fallecieron cuando era niño, por lo que el hermano mayor se encargó de su educación y le propició una vasta instrucción. Ingresó en el Seminario de San Carlos en 1834, para estudiar Derecho, Filosofía y latinidad. Debido a sus excelentes resultados académicos y al apoyo de su familia logró ingresar en la Real y Pontificia Universidad de La Habana a los 17 años, donde culminó la carrera de Derecho.
Al poco tiempo decide viajar al extranjero, lo que le permitió vincularse con importantes figuras de la política y la literatura, que estaban en el exterior por sus ideales, contrarios a la política colonial imperante en la Isla, como Félix Varela yJosé Antonio Saco.
En esa época tuvo una prolífera carrera literaria, en especial poética y sus versos fueron incluidos en la antología Poetas españoles y americanos del siglo XIX. Luego regresó a Cuba e ingresa en la Sociedad Económica de Amigos del País en 1856, también colaboró con diversas publicaciones como la Revista Habanera, Álbum de lo Bueno y lo Bello, y el Diario de La Habana.
El período más conocido de su vida fue como profesor de José Martí, a quien transmitió sus sentimientos de amor a la patria, dignidad, sentido de justicia y preocupación por los humildes. Durante esa etapa, fundó el Colegio San Pablo en su propia casa, convertido en centro de reuniones literarias y patrióticas.
Por esa razón, fue apresado en el Castillo del Príncipe, cerraron el colegio y lo sentenciaron a cuatro años de confinamiento en España. De allí se traslada a Nueva York, donde permaneció desde 1869 hasta 1878 y colaboró en varias publicaciones de lengua española.
Al firmarse la Paz del Zanjón regresó a Cuba. Por un período breve dirigió el periódico liberal Diario de Matanzas y en 1883 publicó la tercera edición de sus Poesías. Más tarde estuvo al frente del colegio San Luis Gonzaga de Cárdenas, pero enfermó y tuvieron que trasladarlo a La Habana, donde falleció el 24 de noviembre de 1886. En el Teatro Tacón le tributaron un homenaje póstumo el 20 de diciembre de ese año, donde participaron algunas de las figuras más destacadas de la cultura nacional.
Su obra poética no ha sido muy difundida, pero quienes la conocen, defienden su enorme valor literario, donde se manifiesta una profunda sensibilidad por las cosas bellas y sencillas de la vida, como puede leerse en este fragmento de una de sus poesías.
La gota de rocío
¡Cuán bella en la pluma sedosa de un ave,
O en pétalo suave,
De nítida flor,
Titila en las noches serenas de estío
La diáfana gota de leve rocío
Cual vívida estrella de un cielo de amor!
El álamo verde que el aura enamora,
El sauce que llora,
El verde palmar,
El mango sombroso, la ceiba sonante,
Cual fúlgido rayo de níveo brillante
La ven en sus hojas inquieta temblar.