Cada mujer es una obra de arte que ilumina los ojos
de quien la mira. Es lo más bello e importante en el museo de
la vida.
Anónimo
La mujer cubana se distingue por su belleza tanto interior como exterior. Somos inteligentes, con un gran sentido del humor, exigentes, entusiastas, habladoras, difíciles de impresionar, sensibles, sociables, sensuales, alegres, pero sobre todo, muy maternales.
Terminamos un día de duro y extenuante trabajo y aún así, nos sentamos a revisar una tarea y compartir con nuestra prole. Es que como madres, la entrega y la pasión vienen unidas.

Existe una contradicción en nosotras, entre un carácter fuerte y luchador y una dulzura y cariño que enamora. La adversidad la convertimos en reto, no nos hace caer y ante lo imposible hacemos lo posible.
La historia de Cuba guarda hechos protagonizados por muchas féminas, capaces de sustituir el delantal por el fúsil. Luchamos junto al hombre para salir adelante, para hacer realidad los sueños con ese optimismo dibujado en una tierna sonrisa. Le ponemos un poquito de picante a las relaciones amorosas, lo llevamos intrínseco en el alma.

No es casualidad entonces que el 8 de marzo esté dedicado a la mujer, las que formamos la mitad del mundo y hacemos posible la vida de la otra mitad. Nadie duda que somos únicas y no se trata de autosuficiencia, pero lo cierto es que tenemos características tan propias que nos distinguen sin medir el lugar donde estemos, lejos o cerca de Cuba.