
Hace más de un año el doctor Francisco Durán García nos acompaña cada mañana. Para quienes lo seguimos por televisión, su rostro, al que pocas veces hemos visto sin nasobuco, habla a través de su mirada. Sus ojos son la expresión de su alma. Los que lo escuchan por la radio, sienten en su voz, el tono medido de quien nos aconseja como el familiar más querido, el que nos guía para saber cómo anda el país en medio de la pandemia de la COVID-19.
Pero la mañana de este jueves fue especialmente triste para quienes siguen, jornada tras jornada, la información que nos ofrece.
Mientras, evidentemente emocionado, trasladaba pausadamente la información sobre las personas fallecidas la jornada anterior en el país, quedó sin palabras y aunque no pude ver si corrían lágrimas por su rostro cubierto, puedo imaginar el inmenso dolor que sintió al informar sobre la muerte de 18 cubanos el miércoles, 16 de ellos de La Habana, y entre ellos, Gustavo Sierra, fundador de la Biotecnología cubana y padre, también, de alguna manera, de las vacunas cubanas contra esta mortal enfermedad.
Durán quedó en silencio, la voz se entrecortó, ni un suspiro pudo oírse; imagino todo el set de televisión en total asombro. Los riesgos de una tranmisión en vivo. Gisela García, la moderadora del programa, salvó de manera magistral el complejo trance. Las cámaras fueron hacia ella y habló de Sierra, recordó sus méritos; dio tiempo para que el director nacional de Epidemiología recuperara el aliento y siguiera informando sobre la compleja situación del país.
"Muy sensible la pérdida, como sensible es la pérdida de todas las personas que tenemos que informar que han fallecido en nuestro país", agregó ya visiblemente consternado ante la cruda realidad.
El SARS-CoV-2 sigue enlutando a familias cubanas; las nuevas cepas son más letales y virulentas. El peligro crece, nos acecha un virus sin rostro pero mortal. Será poco lo que hagamos para enfrentar y controlar el momento más difícil vivido en Cuba, y en la capital, desde el primer caso de la pandemia aparecido en el país.
Que las lágrimas del doctor Durán no queden solo en su rostro. Que esa imagen nos acompañe en cada minuto puede ser la clave para salvarnos, para dejar atrás estos momentos duros, resistir y poder vencer.
Otras informaciones:
Mis condolencias tambien a todas las familias q han.perdido a alguien
Autoridades de La Habana ¿hasta cuándo? ¿Dónde están las medidas anunciadas? ¿Por qué venta de cerveza cuando en este mismo medio lei q no se vendería? ¿Por qué en los centros no productivos siguen convocandose reuniones de horas de duración? ¿Por qué no se aprovecha más la estructura de las bodegas para vender alli a lis precios actuales por ejmplo las cajitas para TV como mismo se vendió en su momento los módulos de cazuelas? ¿Por qué no empezar la restricción de movilidad desde las 2 pm por ejemplo? Y así la lista de medidas q pueden tomarse para ver si frenamos de una vez y por todas la situación y estamos mejor preparados para la vacunación Ideas como estas las leo a diario en los comentarios de todos y pienso q tantos no podemos estar equivocados
Por favor,autoridades de La Habana,tomen medidas más drásticas,muchos países lo hacen y lo están haciendo, porqué nosotros no?creo que toca,nadie va a controlar está pandemia apelando a la conciencia, porque muchos no la tienen,ni por la cantidad de casos,ni de fallecidos,
Como parece inevitable el cambio en la organización adoptada en la dinámica capitalina, resulta imprescindible el comienzo de la vacunación pues es lo que pudiera salvar vidas sobre todo en La Habana
Muy triste y muy conmovedor, todos los dias veo al Dr. Duran transmitiendo a nuestro pueblo la situacion tan grave que presentamos, con su dulzura, amor y entrega por su labor, creo que el pais debe de tomar medidas mas drásticas sinó no vamos a salir de esta situacion tan desgastante y mortal