Foto: @CubaMINREX/ Twitter

La hipocresía sirve de coraza a quienes, pretendiendo erigirse como salvadores del mundo, deciden qué país es terrorista y cuál no, mientras cierra los ojos cuando en su propio patio una sede diplomática es atacada.

No importa si ese ataque se realiza con cócteles Molotov, como ocurrió en la noche de este 24 de septiembre en la embajada de Cuba en Estados Unidos, o con un arma de fuego, como sucedió tres años atrás en esa misma sede diplomática. ¿Quien pensaría que a tres años de tirotear una embajada, con el autor plenamente identificado, la "justicia" estadounidense aún no lo habría juzgado, y lo que es peor, no haya considerado nunca el hecho como un acto terrorista?

Cabría preguntarnos, si eso hubiese ocurrido en la embajada de alguno de sus grandes aliados, como por ejemplo Israel, cuál habría sido la reacción de Estados Unidos? ¿Acaso a estas alturas aún estaría el terrorista libre? De seguro que no.

Y ni qué hablar si la agredida fuese alguna de las embajadas norteamericanas en el mundo. La palabra terrorismo de seguro saldría enseguida en las primera planas de Estados Unidos. Pero al parecer, tratándose de Cuba, el terrorismo que contra ella se ejerce, no es terrorismo; ni hace falta tomar medida alguna contra quienes agreden sus sedes diplomáticas, al fin y al cabo, Cuba está en la lista de países terrorista.

Al parecer, mandar médicos por el mundo a salvar vidas, compartir lo que se tiene, enseñar a leer y escribir, son actos terroristas de los peores que puedan existir. Agredir con cócteles Molotov o tirotear una embajada, no tiene más nombre que terrorismo, y quien permite que en su territorio vivan sin ser juzgados y condenados quienes cometan tales actos, en mi criterio, solo pueden recibir el calificativo de terroristas, Y usted, ¿qué opina?

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Declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores tras ataque terrorista contra la Embajada de Cuba en EE.UU.

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