Foto: José Antonio Pillo

Uno de los productos de mayor demanda en la población, además de la adquisición de alimentos son sin dudas los cigarros. A pesar de lo dañino que resultan para la salud humana (a decir de científicos y profesionales del ramo), un considerable número de ciudadanos en el mundo y también en Cuba, lo consumen.

Según expertos este es uno de los hábitos más difíciles de erradicar, y en una situación tan compleja como la que atraviesa la Isla, entre la pandemia de COVID-19 y el criminal y oportunista recrudecimiento del bloqueo económico de Estados Unidos, se torna más embarazoso alejarse de este vicio.

Creemos que la manera en que se está tornando su venta en la mayoría de las unidades de comercio minorista, TRD y Cimex, que en tiempos normales los expendían de forma cotidiana, está provocando en la actualidad de las comunidades situaciones muy nocivas para la convivencia armónica.

Proyectan una negativa imagen en los sitios donde se ejecutan las extendidas colas que generalmente son realizadas en aceras y parques de la localidad, (según ubicación del establecimiento en cuestión), además de fomentar conflictos en esas áreas, en las cuales aumentan los revendedores, aunque también convergen los fumadores que precisan del producto.

La población comprende la necesidad de sustentar esta opción de venta, lo mismo acontece con las bebidas alcohólicas, hay conciencia de que tienen gran demanda y es una posibilidad precisada por muchas personas.

Lo que preocupa es el comportamiento social y los factores de indisciplina que se suscitan alrededor de este fenómeno en las unidades de oferta, lo cual en ocasiones requiere de la intervención oportuna de los órganos de la PNR para solventar problemáticas que se generan.

Existe mensualmente una asignación, aunque mínima de cigarros y tabacos por la reconocida libreta de abastecimiento en cada una de las bodegas que compran los consumidores a ella adscriptos, y estas no presentan las anomalías o irregularidades que se constatan en los otros tipos de comercio.

Quizás añadir a la modalidad de las bodegas algunos de los tipos de marcas de cigarros que en estos momentos brindan tiendas de la ciudad podría evitar esas aglomeraciones y también los conflictos asociados a las colas ante estas ofertas. Seguir buscando otras alternativas podría aliviar la situación que hoy se torna en este aspecto grotesco, al menos hasta lograr alcanzar la normalidad para la cual trabajan incesantemente las autoridades, mancomunadamente con el aguerrido pueblo cubano.

Estamos seguros que más temprano que tarde podrá vencerse este y todos los demás desafíos impuestos por la pandemia, y particularmente por el genocida asedio imperial que sigue acechando a esta noble tierra caribeña por más de sesenta años, ignominia rechazada por la comunidad mundial en más de veintiséis ocasiones, en la Asamblea General de Naciones Unidas.

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