“Habana, a ti llega mi canto / Como gemir de violines / Que solo tocan para ti”

Los Zafiros

Los vendedores ambulantes de maní, una tradición de La Habana Foto: Joyme Cuan

Un año más y es como si la vida morase en ella para siempre, legando defectos arcaicos a los ojos más estrictos y resplandeciendo, bella, ante quienes saben apreciar su majestuosidad de antaño. Mi Habana está de aniversario y la música resuena en sus callejuelas, con canciones surgidas de leyendas y mitos populares que albergan escenarios riquísimos en identidad y cubanía.

Un ejemplo trascendental se esconde tras la voz de Rita Montaner, nacida en Guanabacoa, quien se dejó llevar por el pregón escrito por el compositor Moisés Simons y nos legó para constancia de las generaciones futuras su famoso: Maní, maní, si te quieres por el pico divertir, cómprame un cucuruchito de maní.

Estatua del Caballero de París, del artista de la plástica José Villa Soberón Foto: Joyme Cuan

¡Y qué decir del Caballero de París!, quien, por cierto, era español y permanece, ahora, inmortalizado en bronce por el escultor cubano José Villa Soberón a la entrada del Convento de San Francisco de Asís, en La Habana Vieja.

El famoso vagabundo de la década de los años 50 inspiró a la Voz de Oro del Danzón, Barbarito Diez, en el contagioso estribillo: ¡Miren quien viene por ahí, el Caballero de París…!

La música cubana puede encontrarse en cualquier esquina de La Habana Foto: Joyme Cuan

Pero si de historias populares se trata, no se puede pasar por alto la de “La engañadora”, en las calles de Prado y Neptuno. Cuenta el maestro Enrique Jorrín, creador del cha cha chá, que a la famosa esquina iba una chiquita, que todos los hombres la tenían que mirar. Sin embargo, luego se ha sabido que, en sus formas, relleno tan solo hay. ¡Qué bobas son las mujeres que nos tratan de engañar!

La Habana Vieja y Centro Habana tienen un distintivo especial, característico en menor medida del resto de los municipios: las tendederas colgantes de ropa de cara a la calle en los diminutos balcones, a falta de espacio dentro del hogar para tales fines. Esto, por supuesto, no escapó a los ojos del cantante y compositor Gerardo Alfonso, quien popularizó dicha costumbre en su tema Sábanas blancas.

Y como mismo esta ciudad maravilla ha sido fuente de inspiración para sus músicos, también lo ha sido para poetas, cineastas… en fin, pudiésemos decir que su encanto seduce a quien la visita.

¿Qué nos queda por hacer? Cuidarla, embellecerla diariamente y hacerla sentir orgullosa de tenernos como habitantes. Así, ella nos permitirá escuchar, en agradecimiento, la música de su cotidianidad.