No se trata de un acertijo, ni de una formulación estratosférica, mucho menos de un descubrimiento de último minuto, capaz de revolucionar el mundo. El título de estas líneas es un simple llamado al razonamiento, al porqué de no elevar los precios, ahora que los salarios en el sector presupuestado van a tener un aumento sustancial.

Cuando hace unas semanas Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, anunció la decisión de realizar un aumento salarial al sector presupuestado, millones de cubanos vieron una esperanza real de mejoría. Y digo millones, porque esa decisión no solo beneficia a los trabajadores en sí, sino también a sus familias, que ahora contarán con mayores ingresos. La única duda, en ese momento, era si subirían los precios, algo que de inmediato Díaz-Canel se encargó de erradicar, al anunciar que se tomarían medidas para evitar el incremento de estos.

De tal suerte, los cuentapropistas también resultarían beneficiados, aun cuando mantengan los precios actuales. Para ello solo tienen que sacar las cuentas con cabeza clara. Aumentar los precios de sus productos se volvería un bumerán en contra de ellos mismos que, a la larga, no verían el esperado incremento en la venta de sus ofertas, las cuales se mantendrían en niveles iguales a los anteriores, eso si no disminuyen.

Por otro lado, muchos de los que tienen empleados se verían forzados a aumentar el salario de sus trabajadores, toda vez que han subido los precios de las ventas, amén de que no pocos de sus suministradores de “materias primas”, llamados por la “fiebre del oro”, al ver esa alza en los precios, también elevarían de forma exponencial el importe de los suministros por ellos ofrecidos. En esa coyuntura, lejos de ganar, los cuentapropistas probablemente perderían.

Lo cierto es que mientras más mercancía venda, o servicios brinde, un cuentapropista, menores serán los gastos en que incurra, aun manteniendo igual precio. Ello se debe a que el dinero invertido regresa más rápido, generando por ende mayores ingresos en menor tiempo.

En cambio, si le suben los costos de un producto, por ende, usted va a querer subir los costos de los suyos y, de esa forma, todos seríamos perjudicados, ya que el peso cubano, lejos de incrementar su valor, tendería a bajarlo, formándose una inflación económica de la cual no escaparía nadie.

Así las cosas, lo más sabio sería mantener o, de ser posible, disminuir los precios, con lo cual, debido al aumento en las ventas o servicios ofrecidos, se incrementarán las ganancias, al tiempo que la economía del país comenzaría un proceso de estabilización de su moneda. Esto último, factor fundamental en la necesaria eliminación de la dualidad monetaria. Pero eso, es un asunto que bien vale un comentario aparte.