
Debo confesar que me emocionó. Era una simple pantalla, y solo la vi por unos segundos desde la ventanilla del rutero, en la céntrica esquina de 23 y L. Mostraba la cuenta regresiva para el Aniversario 500 de La Habana y los números me transportaron a cada sitio emblemático y lleno de historias, a las obras reconstruidas por estos días, los nuevos mercados… a todo el esfuerzo del cubano, quien se conoce al dedillo los detalles bellos y los no tan bellos de mi Ciudad Maravilla.
Fueron pocos segundos, pero mágicos, y me dejaron impregnado el espíritu de hacer por La Habana lo más grande. Pero, entonces, alguien le hizo señas al rutero. El vehículo paró unos metros más allá de la mano presurosa del hombre quien, enseguida, corrió a alcanzarlo. Sin embargo, la puerta se abrió justo delante de una anciana, quien sudorosa y con la voz apagada del cansancio (era mediodía y hacía mucho calor) preguntó amablemente hacia dónde se dirigía.
No tuvo respuesta o, más bien, no hubo tiempo para contestación, ya que el hombre alcanzó el rutero y se apresuró a montarse, no sin antes empujar con delicadeza y descaro a la anciana, quien se vio obligada a bajar el pie que ya había subido, para mantener el equilibrio.
El final de esta historia mejor ni contarlo, pues aunque se hubiera hecho justicia, la acción primera del hombre demostró la carencia de valores positivos de algunas personas en nuestra sociedad… Y es que no sirve de nada arreglar la fachada de la ciudad si su esencia -la gente- carece de belleza.
Exelente articulo. Muy bien trabajo periodista felicidades. Vivo lejos pero miro siempre sus articulos.
Gracias! Muy amable por su comentario
Ahhh, Chelsea, eso es justamente lo que le pedimos a nuestros jovenes, que no pierdan el sentido de lo social, de lo humanitario, y de lo justo... gracias por la cronica, y sí, por que no, hay que contar el final tambien. Su moraleja es esclarecedora y estremecedora: hay que hacer más por la Habana, y por sus habaneros.
Así es, lo que hagamos por La Habana será insuficiente si primero no cambiamos nosotros mismos, que al final somos la esencia de nuestra ciudad. Gracias por sus palabras tan lindas!
Salvando las distancias existentes entre el que le escribe y las personalidades que participaron en este tema tan bello para nuestro país; cuando Camilo le dijo a Fidel: Vas bien Fidel. Yo como combatiente (desde muy jovencito): de la lucha estudiantil; de la clandestinidad, como miembro del ejército Rebelde, como miembro de la UNEAC; le digo; Vas Bien Díaz Canel. Continúe organizando la cooperación interna dentro de los organismos, que hay muchos recursos y capacidades existentes e inversiones ya realizadas como apoyo a nuestra economía. Un fuerte abrazo; Robertico Valdés Martínez.
En nuestro pais estamos careciendo de belleza hace mucho tiempo , los valores en nuestra sociedad se estan oerdiendo cada dia mas usted puso ese ejemplo cuantos se pondrian mencionar le echamos a veces la culpa a los jovenes por la musica alta por sus expresiones, pero en general nuestra sociedad esta perdiendo esa belleza interna que estan preciada