
Conservo gratos recuerdos del día de la reinauguración de Coppe-lia. Un dependiente amabilísimo nos leyó la lista interminable de sabores –los cuales coincidían con la tablilla de afuera- y debías pedir dos ensaladas o más para poder probarlos todos.
El helado lo sirvieron en pequeñas canoas de loza –a semejanza de los platos hermosos guardados en casa para las visitas- con sirope, galletas y dulces de varios tipos. Como las bolas eran tan grandes, casi no pude terminar mi pedido y las recuerdo muy cremosas, al punto de deshacerse en la boca.
Hago memoria de esto mientras regreso al mismo sitio -Coppelia- donde pido el último y leo la tablilla para ir decidiendo qué tomar. El tiempo me sobra.
Luego de hora y media y varias protestas porque la cola no avanza, entro, pero curiosamente descubro unas diez o quince personas que, podría jurar, no estaban en la fila y ahora van delante de mí.
Finalmente me siento, pero sin apoyar los brazos en la mesa por-que, aunque las limpien, siempre están pegajosas. Media hora más y nos traen agua; otros treinta minutos y nos atienden: “vainilla, guanábana y coco, ¿cuántas ensaladas quieren?” .
Mi mente divaga… ¿y si no quiero ensaladas, podré tomar Jimaguas o Tres Gracias? ¿Qué pasó con los sabores de afuera? ¿Tendrán dulce? Las preguntas me invaden mientras evoco aquel día de la reinauguración.
Un rato después viene el helado, monocromático, y me divierte pensar en cómo se las ingenian para no confundirse… La cuchara se dobla de solo mirarla, pero debe ser mi mala suerte porque a otros en la mesa no les sucede.
Termino, pago y salgo, no sin antes repasar la tablilla de afuera, la de los sabores de mentirita y las Vacas Negras que, por cierto, olvidé preguntar si había.
Ya en la parada, reflexiono: ¿soy yo quien debe preguntar? ¿Por qué es tan lento el servicio? ¿Qué pasó con los platos de loza? ¿Por qué las bolas son tan diferentes en tamaño unas de otras? ¿Por qué tienen hielo? ¿Por qué…?
Llega la guagua y mis reflexiones cambian. Solo me queda la esperanza de que, algún día, vuelvan a inaugurar Coppelia… o mejor, deberían reinaugurarlo todos los días.

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Allá por los 70 en la tienda Fin de Siglo pedí medias pantis a una dependienta algo mayor que me salió al encuentro. Al lado dos jóvenes dependientas sentadas y conversando. Tomó las medias cerró su mano en un puño y la introdujo hasta el pie de la media. Abrió su mano con uñas largas y recorrió toda la media. Lo mismo con el otro pie. Al ver mi cara de asombro me dijo: me enseñaron así por lo que tengo que tener mis uñas siempre arregladas para esta tarea no sólo por buena presencia y de reojo miró a las muchachas. Entendí el mensaje. De esos años para acá todos nuestros servicios en cualquier área carecen de CALIDAD y al parecer es imposible resolver ese problema ¿por qué ? Dejo la pregunta al aire. Además en las inauguraciones de cualquier cosa el primer día cuando los dirigentes van todo está bien, surtido, atención etc. Y después todo vuelve a la "normalidad " mal surtido, mala atención etc.¿por qué? ¿por qué tanta incapacidad de solución? A quien corresponda debería reflexionar.
Y deberían ver porque en la torre ahora las ensaladas del mismo helado de siempre las están cobrando a 7.50cup con la escusa de q es helado coopelia y es el mismo helado de siempre ojo con esto q eso solo tiene un nombre y nunca en la vida ni cuando era coopelia de verdad valió ese precio una ensalada q todos sabemos las deficiencias q tiene. espero q esto se investigue en serio.
Realmente estas en lo cierto los tiempos han cambiado y el Coppelia que era antes no es el de hoy, a veces entras al coppelia y los sabores no coincide con el tablero y a veces hasta se demoran en atenderte, considero que aunque no son malos trabajadores deben prepararse mucho mejor a la hora de atender al público, creo además que el administrador debe poner un poco de su parte para ir mermando las dificultades que presenta el coppelia.saludos
Trabajo a una cuadras del Coppelia de 23, he ido varias veces a tomar helado, y me he quedado helado que no se ha resuelto nada que continuan igual las colas interminables y lentisimas, el helado mala calidad, pocos sabores, y me pregunto para que se molesto el Presidente de Cuba en ir y la vida sigue igual o peor, es que no le hacen caso a la direccion del pais?. De un trabajador con ganas de tomarse algun dia un helado.
Hola, me encanta el comentario de la compañera CHELSEA y lo unico que me duele es que por lo general y no quiero ser adsoluto el comentario suyo puede que se quede en este escrito y que pase a la historia del documento como pagina amarilla por el tiempo, ya en bastantes ocasiones se ha hecho alucion a este problema y o lo han elevado muy alto y ha pasado por ensima de los responsables de que esto mejore o quedo tan bajo que no lo vieron, cuanto seria el reconocimiento de muchos que van al coopelia y esperan un buen servicio que esto se retomara nuevamente y los sabores sean diversos con su galleticas u otros y su sirope de sabores diversos, pensando un poco y remontandonos al universo, eso esta a muchos años luz de que pueda suceder y de que los que lo vivimos solo nos quede en nuestras mente como era el coppeliua en esos años de buen trato y buenas ofertas. salu2