Hace días que la tocaya de “mi paciente" fue dada de alta. Durante este tiempo, tras dos transfusiones, la hemoglobina le subió a mi familiar hasta parámetros aceptables para ser operada. Una nueva entrevista con el anestesista, con nuevas precisiones, permitió contar con su aprobación para que entre al salón.

Tras esa visita dio inicio un tratamiento con omeprazol para evitar posibles complicaciones, dadas por los antecedentes clínicos de la persona a mi lado. No obstante, la inconformidad del personal médico se hace evidente. Ellos buscan saber más antes de la intervención, y realizan un nuevo ultrasonido. Se coordina con el Hospital Clínico Quirúrgico, Manuel "Piti" Fajardo, para hacerle una Tomografía Axial Computarizada (TAC). Con los resultados en su poder, los médicos valoran con mayor certeza el caso, y se ponen de acuerdo con el proceder a seguir.

Foto: Racso Alvarado

Llega el momento de reunirse con la paciente. Todo le es explicado con detalle; a su lado, cual fiel Lazarillo, escucho atentamente. Ya está asegurado lo necesario para la operación y se nos da la fecha de la misma. Se imparten las orientaciones a seguir el día previo a la intervención quirúrgica, y se mantiene el tratamiento con Omeprazol.

La revisión de la paciente por parte del personal médico se intensifica, se aclaran las dudas que tenemos. Ahora el reloj viaja en reversa, dentro de pocas horas ella entrará al quirófano. Del otro lado, este Lazarillo esperará, con los dedos cruzados por la ansiedad -pero seguro de cuanto se debía hacer se ha hecho-, a que ella regrese, para cerrar este capítulo inicial de lo que es un viaje al quirófano.

Foto: Racso Alvarado
Foto: Racso Alvarado

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