En Cuba, contrario a lo que ocurre en muchos países del mundo, cuando una persona se siente enferma, acude al médico de inmediato. Nadie le pregunta si tiene seguro, si es obrero, profesional, cómo va a pagar la consulta, o los exámenes y/o servicios médicos que se requieran realizar, a pesar de que todo ello tiene un alto costo para la economía del país.
Quiso el almanaque que este 3 de diciembre, tuviese que ir al Hospital Ginecobstétrico Ramón González Coro. No es la primera vez que debo acudir, en las últimas semanas, a esa institución hospitalaria, ni será la última.
El destino ha deparado, sea nuevamente el acompañante de turno en un viaje al quirófano, y en ese andar hasta la mesa de operaciones son múltiples los análisis que previamente se deben realizar. Cada cita depara nuevas experiencias, orientaciones, y en todas ellas ha primado un elemento común, el buen trato, la calidad y profesionalidad del personal que allí labora.
Mas, esta vez la visita no fue en una fecha cualquiera. En Cuba, cada 3 de diciembre es jornada de festejo para el personal de Salud, el cual, pese a ello, no se sienta en su casa, ni se olvida que de su accionar depende la salud, e incluso la vida, de no pocas personas.
Desde la mañana, como cada día, llegaron a sus consultas. Ya ha pasado la una de la tarde, y se mantienen firmes en su puesto de trabajo. Como único premio por tanta entrega y constancia, reciben las felicitaciones de sus pacientes. Con eso basta para que sus rostros brillen con ese orgullo de quien sabe está haciendo el bien a los demás. Todo ello me obligó a desenfundar la grabadora y tomar un par de fotos, para de forma breve acercar a los lectores de Tribuna de La Habana al accionar de los trabajadores de la Salud.

Técnica en electro, y mucho más
Quienes ven el constante andar de un lado a otro de Mailén Enriquez González, comprenden de inmediato que ella es mucho más que una simple técnica en electro. Aprovecho un momento de calma en su accionar, y sin darle tiempo a reaccionar, la asalto grabadora en mano. Le he tomado por sorpresa, pero se repone rápidamente mientras me confiesa que para ella, la mejor forma de festejar el Día de la Medicina Latinoamericana es trabajando.
Le pregunto cómo ha sido el trabajo en estos meses de la COVID-19, y responde: “Desde que comenzó la pandemia no he parado. En los momentos más difíciles de la pandemia estábamos trabajando, al lado de los pacientes”.
Mailén lleva ya 12 años en el González Coro, de ellos los últimos ocho como técnica de electro. Más, no es esa la única función que allí realiza, pues además se le puede ver organizando las consultas en el área de preoperatorio, y procurando siempre exista el necesario distanciamiento entre las pacientes. Ella confiesa que durante todos estos años ha visto, desde casos sencillos, hasta otros muy complicados, y que de cada uno de ellos ha sacado nuevas experiencias que le han servido para mejorar su accionar diario.

Conversación en plena consulta
Con la doctora Yudmila Rodríguez, Especialista en Anestesiología y Reanimación, conversé durante breves segundos mientras le daba varias orientaciones a mi acompañante, en función de paciente. El cúmulo de personas que debía atender no permitía tiempo para más, pero pude conocer que para ella constituye un privilegio honrar el día del médico, dando prestación de servicios a sus pacientes.
Graduada en el 2005, lleva cuatro años trabajando en el González Coro. “Anteriormente, estuve varios años cumpliendo misión internacionalista, en tres países diferentes, y posteriormente hice la especialidad de anestesiología en el Hospital CIMEX, de ahí me incorporé a esta institución”.
Al indagar sobre qué considera fundamental para un médico respondió sin titubear: “La calidad humana, los valores que siempre son muy importantes a la hora de tratar a un paciente, y el rigor científico. Para los médicos es necesaria la superación constante, ese estudio diario que nos permite estar actualizados".
Concluyen las orientaciones. Otros pacientes aguardan y no es justo hacerles esperar, ni la doctora Yudmila, a quien también tomé por sorpresa, me lo permitiría. Sin embargo, en estos breves minutos de consulta-entrevista confirmé que, pese a todas las dificultades, mientras existan personas como las que trabajan en el Hospital Ginecobstétrico Ramón González Coro, la Medicina en Cuba seguirá siendo ejemplo de humanismo en el mundo entero.
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