Hace poco más de una semana llegó el momento del ingreso para mi paciente. La operación es inminente, sin embargo, los parámetros de hemoglobina están por debajo de lo requerido y cual Lazarillo me interné con ella.

En la habitación, con capacidad para dos pacientes con un acompañante cada una, estuvo hasta hoy una tocaya de "mi paciente". Ella fue operada (la tocaya) de cáncer.  Una demora en su recuperación puso en alerta a todo el personal de la sala. Los cuidados se extremaron, las visitas del personal Médico llevaban una carga extra de ese amor que el personal de Salud entrega a sus pacientes.

Foto: Racso Alvarado

Pese a la situación que impone el bloqueo, ningún medicamento le faltó y hoy acaban de darle de alta.

Su mejoría es un soplo de esperanza para "mi paciente", quien está recibiendo una segunda donación de sangre desde el día que ingresó. Espero que esta vez la hemoglobina suba a niveles que permitan operarla.

La tocaya regresa a su casa, alegre por haber mejorado, y al mismo tiempo triste porque deja a su compañera de habitación aún pendiente de poder operarse, sin embargo, se muestra segura de que todo saldrá bien. Ambas se dan ánimo antes de la partida. Mientras ello sucede los médicos y demás personal del hospital siguen en su labor diaria de salvar vidas y traer al mundo nuevas sonrisas con cada parto que realizan, para lo cual  cumplen con todas las medidas de bioseguridad que la pandemia de la COVID-19 impone.

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