En momentos en que existe un mayor número de contagios por la COVID-19 se aprecia en las colas de las unidades de comercio minoristas ubicadas en los barrios capitalinos (esencialmente donde se expenden artículos y productos liberados para la adquisición de alimentos, aseo y bebidas), una considerable cifra de personas aglutinadas de forma preocupante, generalmente sin el distanciamiento requerido y algunos ciudadanos fumando o conversando con el nasobuco incorrectamente puesto.
Esta problemática, que preocupa a los pobladores en las comunidades, puede incidir en una mayor fuente de trasmisión del virus, el cual es altamente contagioso. De ahí la necesidad de continuar buscando medidas o alternativas viables que eviten esta situación.
Hemos constatado que existen unidades de ventas que minutos antes a su apertura certifican digitalmente los carnés de identidad de las personas o recepcionan estos sin dilación, y evitan con el control rápido que muchos de los revendedores que pululan estos sitios marquen espacios para tres, cuatro, cinco o más personas que no están presentes en el momento del inicial ordenamiento de la cola.
Por ejemplo, hay quienes disciplinadamente llegan a un determinado establecimiento y hacen el seis o siete en la cola para determinado artículo, pero el encargado de la unidad comercial se demora en recoger las identificaciones o revisar los carnés por diferentes motivos, y es precisamente en ese intervalo de tiempo en que se cuelan de manera irrespetuosa decenas de ciudadanos, de los cuales un buen número son cotidianos revendedores.
Igualmente, sin proponérselo, se están potenciando contagios cuando las personas agrupadas hacen estancia en las aceras y entradas de viviendas y edificios de la localidad en los que a veces habitan casos vulnerables o sospechosos, creándose malestar en el entorno.
Hay comprensión de lo complejo que resulta la distribución lo más equitativa posible de alimentos en las condiciones económicas- financieras del país, y más aún en un contexto de bloqueo y letal virus que genera colosales gastos en la Salud, esencialmente para tratamientos y medicamentos en hospitales orientados a salvar vidas ante la pandemia.
Pero se percibe que los pobladores de las localidades muestran mayor confianza y garantías en sus unidades minoristas de barrio donde están asignados a comprar, de forma controlada y por la libreta; bodegas, carnicerías, y panaderías, que ofertan los productos básicos mensuales por la libreta de abastecimiento. Y hacen preguntas y comentarios habituales como éstas; ¿Resulta imposible abastecer con alternancia, como ocurre actualmente entre municipios, varios de esos alimentos que se brindan liberados en tiendas TRD y Panamericana en los lugares tradicionales de compra por la libreta? ¿No podrían sumarse con igual precio algunos de esos paquetes de pollo, picadillo, hígado etc., aunque no fuese igual cada mes, en cada territorio?
Quizás podría volver a estudiarse si existe posibilidad de sumar de manera controlada algunos otros de los producto de gran demanda. Ello evitaría o minimizaría el protagonismo que han alcanzado los revendedores, oportunistas y coleros en estos difíciles tiempos en buena parte de las tiendas, y no solo de La Habana.
Cualquiera de las iniciativas encaminadas a erradicar las aglomeraciones que consigo traen molestia, riñas, y además posibles contagios, será bienvenida por la inmensa mayoría del pueblo.
Ver además:
Con la situación pandemica actual y la Tarea Ordenamiento, ser hoy colero o revendedor se ha convertido en un estilo de vida, pienso que permitido en primera instancia por los organismos locales de los territorios, que no controlan ni velan sobre este tema. Los llamados "organizadores" son una gran mafia empezando con el nepotismo y terminando en la corrupción. La PNR no alcanza o está en otras funciones ya que se han perdido de jugar su papel en la penalización de estas conductas. Que decir, los productos para la gente que trabaja fundamentalmente, no es asequible, las administraciones tampoco los garantiza, entonces....para no morir, tenemos que pagar precios superiores. Nada le han dado rienda suelta al libre albedrio....
Entre los revendedores, los compromisos de empleados y organizadores un por ciento elevado de productos de primera necesidad dejan de ser adquiridos por los ciudadanos que no alcanzan los primeros 100 turnos. Como han planteado muchos habaneros, es preferible la venta por la libreta aunque determinados productos sean adquiridos una vez al mes.
Y por que' no publicaron mi denuncia de La Copa en Miramar?
Hace muchos meses que yo estoy hablando de las colas como una de las principales fuentes de contagio en la capital. Hay colas en bancos, farmacias, tiendas y somos muchos los que hemos pedido un sistema que haga que las colas desaparezcan en La Habana. A pesar de que todos los días se analiza en el CDP la opinión del pueblo LAS COLAS no es un tema que haya sido analizado, por tanto, aunque la periodista ha sido valiente en presentar el problema creo que se necesita más energía a la hora de sugerir las posibles medidas a tomar. Mensajeros en las farmacias que lleven los medicamentos del tarjeton a los ancianos Venta de los productos más necesarios aceite, pollo, picadillo, perro, etc. en las bodegas o carnicerías y controladas por la libreta de abastecimiento estableciendo una rotación teniendo en cuenta la disponibilidad de los productos, tal y como se hizo con el aseo.
El problema es que en La Habana, no hay medida que se esté cumpliento. Los mismos organizadores o encargados de escanear los carné son los que tienen el relajo armado en las colas pero esto no lo vé nadie.