Llego corriendo hasta la tienda Nuevo Milenio, ante la voz de que habían sacado ventiladores y sin cola. En la puerta esperaba una fila de casi media cuadra, sin mucha distancia entre las personas, menos de la requerida en la situación actual y, agrupadas en el portal, compartiendo café y cigarros los nuevos coleros en función de organizadores. Algo así como “poner al chivo a cuidar la hierba”.
Ante la llegada de personas interesadas en adquirir los ventiladores –muy buscado efecto electrodoméstico– una de las “encargadas” de informar y organizar sale afuera, observa con mirada reprobatoria y, con los ojos abiertos como platos exclama: “¡Ya se acabaron los ventiladores por hoy, entraron tres personas con los últimos turnos y a las seis cerramos!”.
No sé si por curiosidad periodística o masoquismo a lo cubano nos quedamos; mientras continuaron entrando al menos dos personas más, suceso que me arrojó bajo una nueva interrogante, acompañada de una palabrota que, por respeto a los lectores, no voy a repetir.
La administradora de la tienda se acerca y me explica que se desvinculó de “las muchachitas organizadoras de la cola” porque hacen las cosas a su manera: priorizan a los “mensajeros” de la comunidad antes que a la población y como ella no conoce a nadie, solo sabe que al final, la gente siempre protesta…
Este episodio no resulta una generalidad, por suerte. Los organizadores de las colas han permitido que funcione el apoyo a este servicio de ventas en medio de las regulaciones epidemiológicas del enfrentamiento a la COVID-19.
Lo sucedido en la tienda ubicada en la barriada La Timba, en el municipio de Plaza de la Revolución, no debe generar la formación de una nueva especie de coleros.
Eso sigue sucediendo en todas las tiendas, porque los directivos que tienen que velar por eso no lo hacen, desde dentro de la tienda se propicia eso, hay muchas personas haciendo colas y otras solo van a buscar algo que hasta pago esta, decir el pollo y productos de primera necesidad, pero lo peor es que son los mismos, se repite a diario y los más necesitados seguirán sin alcanzar el producto que tanto necesita el pueblo.
Me he puesto feliz al leer este trabajo. Comparto la opinión del periodista. Creo que los miembros del programa Lucha contra Coleros (LCC) han dejado mucho que desear en algunos establecimientos. Soy médico y muchas veces las funciones que debemos realizar nos dificultan la adquisición de productos en las tiendas. En varias ocasiones me he acercado a ellas, pero nunca están prestas a ayudar y se toman el trabajo de maltratar a las personas. Creo que es hora de que regresen los oficiales del MININT que eran muchísimo más justos. Saludos
Asi es. Situacion similar en la tienda de La Hab Vieja, La Harris Brothers. He ido en varias ocasiones a intentar comprar un electrodomestico y nada, ellos solo recogen 10 o 20 carnet al dia, y ya, hasta el.prox dia No entiendo nada Pero.....
No muy lejos de allí, en la tienda de Zapata y B. Suceden cosas parecidas. Hasta vuelto mal dados, fue a mi, en mi cara me dijo que no había. Eran 65 centavos cuc. Pero lo que más molesta son las organizadoras: una siempre sentada con los papelitos de los turnos y la otra pasando. Pero siempre el cliente con dudas e inquisitivo es su enemigo, solo un compañero alto es muy agradable organizando. Yo evitó ese lugar y el Cupet de 25 y G, dónde existe eficiencia en la venta de combustibles. Lo demás desastre. En fin.... Ojalá algún día pueda disfrutar de un buen trato y esas personas comprendan que los clientes son su razón de ser y no el invento
M gustaria k cambiaran las cosas n esa tienda,ahora algunos trabajadores se creen los dueños y aun no aterrizan n la situación actual,son déspotas,groseros, invencibles, ojalá algún directivo Digno d la cadena tomara cartas n el asunto,xk la mayoría d los clientes nos disgustamos cada vez k nos toca comprar ahí, Pilas k ya hay una gran "Alerta Roja"