Soy novelero, ¿vieron cómo esta mujer resolvió las trampas con el chofer?

Con decencia, con humanidad, con humildad, con la ternura.

Ese es uno de los asuntos pendientes que tenemos, la falta de decencia que parte de la casa, y nuestro presidente ha mencionado tantas veces.

Con decencia no espantaremos la inflación y los altos precios, pero el decente no roba, no abusa ni atiende mal al otro.

La decencia está dañada en nuestra sociedad, herida y para terapia.

El indecente no puede dirigir porque grita, no analiza, odia y guarda rencores, cree que se las sabe todas y es imponente, logra todo por el miedo y no por el convencimiento a sus subordinados.

El indecente sabe tapar sus errores y hasta logra sobornar y salir ileso de los más terribles delitos, tiende a ir armando círculos de defensa con los indecentes que lo rodean y cuidan por el interés personal olvidando la función social del dirigente.

No importa si es negro o blanco, el indecente flota, increíblemente flota y hasta algunos lo creen bueno.

Todo lo social en el socialismo debe ser decente, sin eso, seguirán las preguntas como en la Mesa redonda del transporte ante el micrófono:
¿Digo la verdad o echo mentiras?

Cada uno tendrá muchos ejemplos de indecencia que lo rodea y es una pena, después es más difícil lograr el rescate de esos detalles que fortalece desde la casa hasta la empresa.

Es tan útil que debiera averiguarse antes de poner a un cuadro por militancias, títulos o colores, como se hace últimamente en muchos lugares, violando la tan violada política de cuadros.

Es para pensar, mientras seguimos mirando la novela diaria nuestra, que continúa tendiendo a la indecencia, debilitando a la gente y a la patria y queda, junto a la humildad, como ASUNTOS PENDIENTES.

(Tomado del perfil en Facebook de Jesús García)

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