Algunos textos, cuando se les concibe, marcan el ritmo interior de los sentimientos de identidad y arraigo, especialmente en medio de un escenario donde la cultura no es solo la suma de todas las artes, sino del pensamiento.

En medio de los convites y las convocatorias a olvidar eso que llamamos el camino soberano, no podemos dejar a un lado cómo la forja de una nación se alimenta de su memoria histórica, un hecho irrebatible, impregnado en la mayoría de los artistas cubanos en todas sus manifestaciones. No hace falta poner ejemplos de nombres reconocidos o de aquellos que no claudican ante el llamado de quienes pretenden confundir ataviados por un pensamiento en nada alineado con las necesidades espirituales de nuestro pueblo.

La ruta del dinero marca la diferencia de quienes renuncian a sentirse parte de un pueblo que lucha por sobreponerse a las dificultades y construye su propio destino, sin hacer concepciones a las “suculentas” propuestas de tener una vida marcada por el oropel de la turbulenta industria del ocio desde la cual se les reserva un lugar visible a quienes aceptan convertirse en marionetas de los espectáculos artísticos con un objetivo subversivo, enfocado a seducir y confundir desde las letras de una canción, una controvertida puesta de escena o la presencia en exposiciones visuales en la Gran Manzana (dígase Nueva York).

No solo las Palabras a los intelectuales marcaron el derrotero de las siguientes décadas de la Revolución hasta la fecha. En realidad, establecieron un diálogo permanente donde la soberanía de nuestro archipiélago no debe estar minada por las individualidades, sino por el derecho de todos a ser incluidos como parte de la gran obra que permitió, primero, alfabetizarnos, repararnos desde todas las enseñanzas, incluso asumir los altos costos de las especialidades artísticas.

En particular, esta memoria que guarda la historia cubana, aderezada por los afluentes de su cultura, nos caracteriza y diferencia de lo invasivamente foráneo y en específico cuando llega con ese viso de contaminación mercenaria.

La Habana se alista para su aniversario 502 y son múltiples las propuestas culturales que podremos disfrutar desde el 15 de este mes hasta el 1ro. de enero de 2022, porque aquí estamos como se escucha en el ritmo de Yoruba Andabo, que pudiera considerarse una respuesta a los que invitan a tanta…, con esa salida de picardía:

¡Vamos! ¿Oye tú no tienes

un poquito e café por ahí?

(¿Pa qué?) / ¿Tú tienes cafetera? (¿Y cuela?) Jajaja!.

Ya estoy aquí

nuevamente

Vengo con un estilo

diferente

Ven pa que nadie te lo

cuente (¡pero ven ven!)

Que ahora esto se va a

poner caliente (¡camina!)

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