Está en mi personalidad. Cuando algo me saca de lo común escribo, aunque no lo publique. Necesito exteriorizar sentimientos.
Este sábado no pensé ir a la feria agropecuaria, pero -pasadas las diez de la mañana- en la calle escuché a un hombre preguntar a las personas que pasaban con jabas llenas "que ¿cómo estaba la feria y en qué zona alamareña era?
La respuesta fue: “buena” pero las caras reflejaban algo más. No esperé el ómnibus y fui a pie hasta la zona cinco, un poco lejos de mi residencia. Observé camiones con diversidad de productos, desde tomates, coles remolachas, frutabomba, pimientos, variedades de ajíes de cocina, cebollas, ajos, plátanos, yucas y otras viandas y vegetales de estación, más frijoles, calabazas que fueron las que se "robaron", por su calidad, la atención y preferencia de muchos. Las habichuelas, por ejemplo, buenísimas y no caras.
Primero caminé toda el área, tranquila, colas organizadas, sin griterías. Luego pregunté desde dónde habían venido a ofrecer algo más barato que lo cotidiano por esta gran ciudad de La Habana.
Respondieron: De los Arabos, Sancti Spíritus, de Matanzas, de Mayabeque... Y tal vez usted diga, Ana Maura nunca va a las ferias. Desconoce que, precisamente, el objetivo de estas es que sean más asequibles. Y es ahí donde les cuento por qué escribo.
La mayoría de quienes estaban al frente de pesas y atención a los compradores eran muchachos muy jóvenes, quienes cobraban eran muchachas y la atención era notablemente esmerada, tan educados que dije no puedo, tengo que agradecer públicamente esta feria sabatina. Incluso cuando saqué mi cuenta y fui a pagar la joven que en su calculadora sacó el costo dijo: “Por favor, ha dado dinero de más” y en otro camión donde observé unos sacos de malangas al preguntar el precio la respuesta resultó:
”Esa malanga es para dietas de un hospital. Es decir una feria más allá de una población de barrio.
Siempre di las gracias por la atención y ellos también agradecían el que saliéramos complacidos. Vuelvan, dijeron y pienso que cuando la juventud sale a las calles con estos bríos, el aire tiene la esencia de esa frescura capaz de avizorar el futuro.
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Felicitaciones para esos jóvenes muy especialmente para los de mi provincia Sancti Spiritus. Pero pienso que estás ferias debían ser más sistemáticas porque por ejemplo en Miramar Playa, en la calle 29 hubo una feria solo con tomates y algún boniato. Pero los inspectores deben visitar los pequeños mercados agropecuarios que tienen unos precios elevadísimos que ningún jubilado puede darse el lujo de comprar una libra de tomates malísimos en 100 pesetas y las jabitas cubalse ya las venden a 10 pesos. Es totalmente un abuso.
El escrito se entendería mejor si hubiera reflejado el precio de algunos de los productos ofertados en esa feria. Así no se vale, lo que para Ud pueda parecer asequible para otros, tal vez la mayoría pudiera ser abusivo.
Los precios eran baratos,yo también tengo un salario bajo