El viento que corre sobre la explanada de la histórica Plaza de la Revolución lleva consigo la alegría de quienes ultiman detalles de los preparativos para la marcha popular por el Día Internacional de los Trabajadores, después de dos años de intensa lucha contra la pandemia de COVID-19, de la cual –una vez más- nuestro país supo controlar y crear sus propios candidatos vacunales, en una heroica y titánica labor desarrollada por los científicos cubanos en un tiempo relativamente breve; a pesar de las 243 feroces medidas adicionales aplicadas por Washington para arreciar el genocida bloqueo contra la Isla.
En medio del ajetreo, los turistas observan sorprendidos el lugar que deviene preludio de la más grande marcha popular del pueblo cubano como símbolo de resistencia y solidaridad con el resto del mundo.

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