A 60 años de la primera derrota del imperialismo en América, muchos de aquellos hechos están conservados en las imágenes de la prensa por esos días. Otros nunca han sido expuestos al público y quedan en el archivo personal de los corresponsales de guerra y de instituciones como el Archivo Histórico del Consejo de Estado donde se conservan.

Después de los bombardeos a los aeropuertos de Santiago y la Habana del día 15, como preludio de la invasión, y las honras fúnebres de las víctimas del bombardeo el 16, en el antiguo aeródromo militar de Columbia (Ciudad Libertad) en La Habana, el Comandante en Jefe Fidel, expresó en enérgico discurso (en la esquina de 23 y 12) donde declara el carácter socialista de la Revolución. Esta sería la segunda ocasión que se reuniría el pueblo, durante los aciagos días de acciones de guerra realizadas contra el pueblo de Cuba con el apoyo del gobierno de los Estados Unidos. La primera estremeció de dolor a todo el país, en la despedida del duelo por el sabotaje de La Coubre el 5 de marzo de 1960.
El 15 de abril de 1961 aviones de guerra atacaron simultáneamente la base aérea de San Antonio de los Baños y destruyó aeronaves sobre las pistas en La Habana y Santiago de Cuba. Eran ocho aviones B-26 que partieron de Puerto Cabezas, Nicaragua, con el objetivo de destruir la modesta aviación militar cubana y asegurar las incursiones al país por vía terrestre. Camuflados con la insignia de las nacientes Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). Pretendían hacer creer que en el país tenía lugar una rebelión interna.
Este fue el factor sorpresa de los primeros momentos, hecho inexcusable y vil que provocó víctimas inocentes entre civiles y combatientes.
Fidel organizaba la defensa en nuestros aeropuertos ante posibles nuevas amenazas. Se movilizaron y pusieron en alerta todas las unidades del Ejército Rebelde y de las Milicias Nacionales Revolucionarias para resistir y destruir con mano dura cualquier fuerza que intentase desembarcar en nuestra tierra. Pero la defensa no solo sería en lo interno. En el exterior, el canciller de la dignidad, Raúl Roa, denunciaba ese mismo día, el 15 de abril de1961, ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el ataque aéreo contra Cuba y la posibilidad de una agresión a gran escala, ya anunciada incluso desde el año anterior.
Las imágenes de los hechos sangrientos y de la victoria revolucionaria en las arenas de Playa Girón fueron captadas por un grupo de fotógrafos de prensa. Unos de los testigos presenciales, leyenda viviente de aquellos dramáticos momentos, Ernesto Fernández Nogueras, premio nacional de artes plásticas 2011, comparte con los lectores de Tribuna de La Habana, testimonios vividos sobre los combatientes, sus colegas, en jornada inolvidables y memorables que forman parte del legado histórico de quienes defendieron a nuestra tierra. ¿Cómo recuerda Ernesto esos momentos?
“En Girón, el fotógrafo estaba ahí, palmo a palmo con los combatientes, para narrar los sucesos a través de sus imágenes, la captura de esos momentos que muestran la crudeza y veracidad de un hecho deplorable, ilustra que el enemigo no repara en acudir a las formas más disímiles y sangrientas, si es necesario, para alcanzar sus propósitos”.

“Los combatientes son el corazón y el alma, nosotros, los fotógrafos, el cuerpo. Son ellos los que deben hablar, a ellos los que hay que entrevistar para recoger las verdaderas vivencias de una acción despiadada y sin precedentes”.
Los bombardeos a los aeropuertos cubanos tuvieron un efecto totalmente contrario al pretendido por el gobierno norteamericano con esa estrategia.
“Yo vivo en La Habana, en Miramar, se sienten bombazos, voy para la Base de San Antonio ya había sido bombardeado, me tropiezo con Fidel en la calle donde había caído un Obús que no había explotado, lo coge un miliciano con la mano, ¡que locura…! ahí es donde le hago unas fotos a Fidel. El 16 estoy en el entierro en 23 y 12, me voy para el periódico a entregar el trabajo y le digo a Carlos Franqui, -director en aquel entonces del periódico Revolución- que me quedaba a dormir en el cuarto oscuro de la redacción, porque esa gente iba a desembarcar. El 17 voy para Girón me uno a los milicianos. Salen los combatientes y nosotros detrás. 17 camiones con 4 bocas, 68 bocas en total. Cuando gritan avión todos se tiraron de los camiones. 17 ametralladoras una detrás de otras, era un suicidio, pero no quedaba más remedio, había q proteger los camiones. Bob Taber (Robert Taber, periodista, académico norteamericano fue el que dijo que eran americanos)”

“Por eso insisto que para hablar de Girón hay que entrevistar a los milicianos, los combatientes tenían menos posibilidades de cuidarse que nosotros, tenían que estar de pie para disparar, avanzar. Los combatientes captados en mis fotos los veía pasar por mi lado, siempre hacia adelante, así durante 72 tensas horas, con sus miradas fugaces a los muertos y recogiendo heridos. Como también ver a un miliciano, al borde de un camión, lanzando naranjas para los grupos de milicianos acostados en las carreteras con más de 24 horas que no comían ni tomaban nada”.
“El 19 por la mañana fue el combate más violento. Ya se había acabado todo y no tenía que hacer nada más. Pensaba que iba a terminar, cuando ante mí aparece el Comandante Fernández (José Ramón, el gallego) bazuca en mano, le hago la última foto”.
LA HISTÓRICA FOTO DE FIDEL SOBRE EL TANQUE

“Ahí quedan algunos de mis compañeros”. En uno de los momentos del 21 Fidel se sube a un tanque, cuando se tira de este. Hay tres fotógrafos cerca, Sergio Canales, Tirso Martínez y Mario Collado –quien se había quedado sobre la parte de un camión, no estaba entre los fotoreporteros más próximos a Fidel-; sin embargo, logró atrapar esa instantánea desde una posición lejana, pero con mejor ángulo. Resultó la foto más icónica realizada al Comandante en Jefe, en ese momento, la de Collado, porque se ve el cañón completo”.
Con esta imagen sucedió algo similar a la que hizo Korda con la del Che y se convirtió en una fotografía icónica mundial. Años después, en octubre de 2000, en un encuentro de Fidel con Korda, Raúl Corrales, Liborio Noval y Roberto Salas, reconoce el papel de la fotografía y los fotógrafos, en aquellas acciones. Argumentaba:
“Yo digo que gracias a ustedes nosotros existimos. Sin las fotos de ustedes ni existiríamos siquiera. Gracias a ustedes nosotros sabemos lo que hicimos y donde estuvimos. Rememoramos cada lugar, cada esquina, cada sitio, lo que vivimos en ese momento… No se puede escribir la historia sin imágenes”.
A 60 años de la victoria de Playa Girón la historia de esta y muchas imágenes son la constancia que fuimos sometidos a una agresión de carácter típicamente militar, como señalara Fidel, con el propósito de acabar con la naciente Revolución. Los bombardeos a los aeropuertos cubanos al igual que la invasión a Girón tuvieron un efecto totalmente contrario al pretendido por el gobierno norteamericano con esa estrategia. Nuestros jóvenes combatientes probaron una vez más su valentía y arrojo. Los fotógrafos de prensa también dijeron presente y han dejado para la historia la constancia gráfica y documental de esos actos de heroísmo y la despiadada e inhumana política imperialista y de sus lacayos.
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