La Habana, fundada hace más de medio milenio, el 16 de noviembre de 1519, tiene una larga y mítica historia, que atrae la atención de habitantes y visitantes. Posee una diversidad morfológica, con edificaciones de enorme valor histórico y monumental, con un marcado eclecticismo y especial identidad, resultado de la mezcla inicial entre europeos, africanos y aborígenes, junto a otros componentes étnicos y culturales más contemporáneos.
Una ceiba frondosa dio sombra al primer Cabildo, institución jurídica traída por los castellanos como expresión de la voluntad comunitaria, así como de autoridad, justicia y paz; acogió también la celebración de la primera misa. En su lugar se erigió primero una columna constelada de lápidas y alegorías y más tarde un Templete grecorromano.

La otrora Villa de San Cristóbal de La Habana era una improvisada plaza, una rústica iglesia y unas cuantas chozas para vivir. En 1556 el Rey de España declaró a la villa como puerto de escala principal entre la metrópoli y sus posesiones americanas, y ordenó su fortificación para proteger a la ciudad de los ataques de corsarios y piratas. En 1592 alcanzó el título de ciudad y en 1692 el de capital del país.

Durante los siglos XVI y XVII se construyeron obras para la defensa a ambos lados del acceso a la bahía y a lo largo del litoral norte. Además, una muralla que rodeaba el recinto urbanizado. El escudo que la distingue surgió al ser declarada ciudad, formado por una llave que representa su posición estratégica en el Golfo y las tres torres son sus grandes fortalezas militares: La Fuerza, La Punta y Los Tres Reyes del Morro.
En varias ocasiones se vio afectada significativamente por los ataques de piratas y corsarios franceses durante la primera mitad del siglo XVI, por lo que la Corona Española decide se construyan defensas militares a la entrada de la bahía de La Habana y en sitios estratégicos y logran hacer de ella la ciudad mejor defendida del Nuevo Mundo.
Durante ese siglo y el siguiente se construyeron obras civiles y religiosas; y otras para la defensa, a ambos lados del acceso a la bahía y a lo largo del litoral norte, y una muralla que rodeaba el recinto urbanizado. Los reyes de España la suscribieron como "Llave del Nuevo Mundo y Antemural de las Indias Occidentales”.

Los ingleses invadieron la ciudad en junio de 1762 y permaneció ocupada durante 11 meses hasta que fue canjeada por las posesiones españolas en La Florida. Por esta causa se construyeron nuevas fortalezas: La Cabaña, El Príncipe y Atarés.

En el siglo XVII se suman a las plazas ya existentes: La de Armas, la Plaza Nueva (hoy Vieja) y la de San Francisco de Asís, la de la Ciénaga, que más tarde sería la de la Catedral, y la del Santo Cristo del Buen Viaje.

Se debe destacar el período que gobernó el general Miguel Tacón, entre 1834 y 1838, el cual fue de vital importancia para la ciudad, pues surgieron paseos, avenidas ornamentadas con fuentes y esculturas, se rotularon y se pavimentaron las calles con un nuevo sistema.
En el siglo XIX aparecieron nuevos barrios, donde se construyeron espaciosas villas, como en el Cerro, con las llamadas casas-quintas al estilo neoclásico que caracterizó la arquitectura de ese siglo.

Luego surgieron El Carmelo y El Vedado, territorios que aportaron adelantos urbanísticos a la ciudad, donde se trasladó la clase acomodada. Paralelo a esto, nacieron otros barrios más pobres, como Centro Habana, Luyanó y Regla en los cuales se concentró la población obrera.

A finales del siglo XIX, después de dos guerras independentistas, la ciudad vivió los últimos momentos de la colonización española en América, que termina cuando el acorazado estadounidense Maine es hundido en su puerto, dando a los Estados Unidos el pretexto para invadir la Isla e impedir su independencia. El cambio de siglo transcurre en La Habana, y por lo tanto en Cuba, bajo la ocupación y el gobierno de los Estados Unidos.

Al instaurarse la República en 1902, bajo la influencia norteamericana, ocurrió una explosión urbana que configuró casi todo el territorio de la capital. Al finalizar la década del 20 se desarrolló el estilo Art Déco, que coexistió durante dos décadas con las construcciones de tendencia ecléctica. En la primera mitad de la década del 30 surgieron nuevas edificaciones con igual estilo. Se crearon hoteles, casinos y clubes nocturnos, y la capital se convirtió en la ciudad del juego y la corrupción.

En los años 40 las obras se despojaron de los elementos decorativos, los adornos se simplifican y se concentran en las columnas, las portadas o los balcones. La década del 50 fue el momento de mayor esplendor de la arquitectura moderna de La Habana, en la cual se conjugaron los postulados internacionales con la búsqueda en las raíces de nuestra cultura arquitectónica.

La ciudad fue testigo del surgimiento de importantes instituciones culturales y docentes como El seminario de San Carlos y San Ambrosio; el primer edificio teatral de la época colonial, el Coliseo de la Habana; La Sociedad Económica Amigos del país, la Filarmónica y la Academia de Historia y la primera Academia de Artes Plásticas.

Vale destacar que dentro de las Siete maravillas de la ingeniería civil cubana, seleccionadas por la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros de Cuba (UNAICC), hay cuatro que son de La Habana: Acueducto de Albear, Túnel del Alcantarillado de La Habana, Edificio FOCSA y Túnel de La Habana.

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El escudo de la ciudad tiene el detalle curioso que no posee una heráldica oficial en documentos, por lo que puede verse en varias formas todas aceptadas.
hermoso tunel de la Bahia