El 7 de junio de 2016 le fue conferido oficialmente a La Habana, su condición como una de las siete Ciudades Maravilla del mundo moderno, distinguida sobre todo por su atractivo mítico, lo cálido y acogedor de su ambiente, y el carisma y jovialidad de sus habitantes.
En la explanada del Castillo de San Salvador de la Punta, monumento Patrimonio de la Humanidad, a la entrada de la bahía, bajo una lluvia persistente, se develó el monumento y la placa conmemorativa que refrendan el reconocimiento otorgado.

Desde el 2011, la fundación suiza New7Wonders lanzó la campaña Las nuevas siete Ciudades Maravilla del mundo y, como resultado de lo que denominó un “ejercicio democrático global”, el 7 de diciembre de 2014, La Habana fue seleccionada una de estas siete ciudades, elegida por cientos de millones de votos de todo el mundo.
Esto constituye un motivo de orgullo nacional, en especial para los habaneros, y un enorme reto y compromiso para seguir avanzando en su restauración y conservación.

La rehabilitación de un patrimonio
En los últimos años su restauración ha estado a cargo por historiadores y arquitectos, dirigidos por la Oficina del Historiador de La Habana, con Eusebio Leal al frente hasta su reciente fallecimiento, quienes han logrado rescatar gran parte de la historia de La Habana antigua y luchan por recuperar otros lugares emblemáticos de la ciudad.
Sin embargo, el interés por el rescate y valoración del patrimonio habanero tiene sus raíces en las primeras décadas del siglo XX, cuando se realizaron importantes remodelaciones en la Plaza de Armas y en la Plaza de la Catedral, dirigidas por la firma Govantes y Cabarrocas y por Luis Bay Sevilla, respectivamente; y a la vez se libraron grandes batallas para tratar de evitar demoliciones de valiosos edificios del periodo colonial.

La creación, en 1935, de la figura del Historiador de la ciudad, responsabilidad asumida por Emilio Roig de Leuchsenring, la publicación del texto Arquitectura colonial cubana, escrito por el profesor Joaquín Weiss y la creación de una Comisión Nacional de Monumentos, Edificios y Lugares Históricos y Artísticos en 1940, fueron pasos más firmes en esa dirección.
Luego, en 1938 se fundó la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana con el objetivo de proteger el patrimonio cultural e histórico heredado del pasado.

Pero faltaba mucho por recorrer pues hasta los años 70 del pasado siglo siguió prevaleciendo la idea de que la gran masa construida heredada, debía ser sustituida por modernas edificaciones, dispuestas en súper manzanas, que habrían de modificar el tejido ancestral.
A la muerte de Roig de Leuchsenring en 1967, le sucedió el historiador Eusebio Leal al frente de la Oficina del Historiador, quien se dedicó en una primera etapa a la compilación de documentación histórica y de colecciones, y a recaudar apoyo para la recuperación del patrimonio.

En 1978 el centro histórico de la recién nombrada provincia Ciudad de La Habana fue declarado Monumento Nacional. La Oficina del Historiador comenzó a ejecutar trabajos puntuales en las calles Oficios y Obispo, que empezaron a dotar a la ciudad de nuevos sitios culturales y recreativos para la población.
La inclusión de La Habana Vieja y su sistema de fortificaciones en la Lista del Patrimonio Mundial en 1982, constituyó un punto de viraje en relación con la postura hacia el patrimonio en Cuba. El reconocimiento internacional que eso significó favoreció la toma de conciencia local.

En medio de los momentos más críticos del Periodo especial fue aprobado el Decreto 143 de 1993 por el cual se le otorgaron facultades especiales a la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, para el planeamiento, la gestión y las inversiones que posibilitaron recapitalizar en el centro histórico de la capital los ingresos obtenidos dentro de ese territorio.
Al año siguiente se instauró un sistema de gestión para explotar y desarrollar el potencial hotelero y para garantizar su estabilidad financiera a través de la Compañía Habaguanex y surgió el Plan Maestro de La Habana Vieja, entidad encargada del planeamiento y la gestión para la Zona Priorizada para la Conservación.

Al mismo tiempo en que se construían hoteles en las zonas costeras de la capital, en su centro histórico e inmediaciones se abrieron variadas alternativas de alojamiento que abarcan los hostales a una escala casi doméstica a partir de la rehabilitación de antiguas mansiones señoriales como el Valencia, Comendador, Condes de Villanueva, Florida, Beltrán de Santa Cruz, Armadores de Santander, o el Conde Santovenia, incluyendo la rehabilitación, modernización y ampliación de edificaciones nacidas como hoteles: Ambos Mundos, Telégrafo, Saratoga, Plaza, y otros nuevos.

El Proyecto de la avenida del Puerto es una ambiciosa intervención a cargo del Departamento de Urbanismo de la empresa Restaura de la OHC, que comprende la rehabilitación de instalaciones industriales en desuso y obras nuevas como el Paseo Marítimo que conecta el emboque con la antigua Nave del tabaco y la madera, convertida en cervecería, y los Almacenes San José.

Las acciones no solo se ejecutan en lo que fue la zona de intramuros. Sus trabajos se irradiaron al Paseo del Prado y sus inmediaciones y también al sector del llamado Malecón tradicional. También estuvo a cargo del proyecto y la ejecución de la rehabilitación del Capitolio Nacional para devolverle su uso como sede de la Asamblea Nacional.

La Habana del siglo XXI
Con el nacimiento del nuevo siglo continuó la restauración de la ciudad y la construcción de obras para el turismo. A inicio de los 2000, en el marco de la Batalla de Ideas, se revitalizaron algunos programas dirigidos a la reparación de hospitales, policlínicos y escuelas de los diferentes niveles de enseñanza.
Sobresale la construcción de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI), fundada en 2002 a partir de la remodelación de antiguos edificios existentes en lo que fuera un reformatorio de menores, y luego, entre 1961 y 2001, el Centro de Exploración y Escucha Radioelectrónicas, conocido como Base Lourdes.

En 2011 la capital recuperó su nombre a partir de un pequeño reajuste de la división político administrativa del país que afectó fundamentalmente a la región occidental. La antigua provincia La Habana se subdividió, de modo que nacieron dos nuevas: Artemisa y Mayabeque y se corrieron hacia el oeste los límites de la provincia Pinar del Río. Así, el territorio de la antigua Ciudad de La Habana pasó a llamarse La Habana.
Por otra parte, en 2014 destaca la Fábrica de Arte Cubano (FAC) promovido por el reconocido músico X Alfonso, que no es una construcción nueva pero luego de su remodelación se ha convertido en un referente positivo desde el punto de vista cultural, donde coexisten diferentes manifestaciones artísticas.

Poco a poco La Habana se llena de turistas con deseos de conocer a la mítica ciudad, cada vez más rejuvenecida, sobre todo en la franja norte más próxima al litoral, donde se reparan y remozan muchas edificaciones y se construyen otras por iniciativa privada.
La celebración del aniversario 500 de la ciudad sirvió de motor impulsor para la restauración de numerosas obras en todos los municipios de la capital, con mejores diseños y belleza, a pesar de las difíciles situaciones climatológicas por las que atravesó la capital y la situación económica del país.

De esta manera se favorecieron los sectores de la Salud, Educación, Deporte, Cultura, Comercio y Gastronomía, así como el programa de la vivienda. Además, en los parques recreativos como Monte Barreto, los Jardines de la Tropical, el parque Forestal y el Palacio Tecnológico y recreativo Finca de los Monos, entre muchas otras.

Hoy, afectados por la pandemia, como el resto del mundo, se ha visto frenada la restauración de La Habana; sin embargo, en saludo a su aniversario 501 se inaugurarán un grupo de obras de gran alcance cultural y social, entre ellas, un edifico de viviendas para los médicos, el Museo del Chocolate, la casa museo dedicada a Eusebio Leal, en el lugar que ocupó su última oficina; el mural de Hipólito Hidalgo, el Museo del Automóvil, el aula de plomería de la Escuela Taller y la Casa Museo del Vedado.

Sin dudas, el futuro de La Habana aún es motivo de preocupación. Es necesario cohesionar voluntades y recursos en aras de mantener y enriquecer esta valiosa ciudad. A pesar de las dificultades, es voluntad política del Estado cubano lograr recuperar la capital de todos los cubanos, esa que amamos, por la que no podemos dejar de luchar, hasta lograr esa ciudad soñada, con viviendas y servicios que satisfagan las necesidades de todos.

Y sobre todo, no debemos olvidar, que como expresara Eusebio Leal: “…nosotros somos guardianes del patrimonio cultural, esa es nuestra tarea, de un patrimonio material e inmaterial, que es de hueso, piedra y también espíritu, para eso trabajamos todos los días”.
Referencia
- La arquitectura de la Revolución Cubana (1959-2018)
Ver además:
Hermosa Habana, FELICITACIONES,