En aquella sala llena de personas, una mujer joven comentó: “Esa doctora se tarda mucho…” y otra paciente respondió: “Cuando ella comenzó explicó que atendería a todos, incluidos quienes no vinieron en los días del ciclón Rafael”.
Y bajito agregué: “No te vayas, es excelente médico”. Hacía diez años no la veía; aunque acudí al policlínico para corroborarle lo acertado de su diagnóstico y no era día de su consulta y luego no retorné.
Es la doctora Maricela Martínez González, atleta de gimnasia rítmica deportiva, desde los nueve años, quien fanática de los noticieros Icaic, dirigidos por el entonces cineasta Santiago Álvarez, descubrió en una sala oscura a niños latinoamericanos que por su aspecto le hicieron pensar que necesitaban ayuda. Cursaba el onceno grado de la enseñanza secundaria y allí -en medio de la oscuridad- decidió que sería médico, la primera de una familia compuesta por los padres y 15 hermanos, sería la primera galeno de la familia.
Afable, sabe escuchar, no dice que no, y afirma que el médico debe esperar al paciente. Maricela trabaja en el policlínico Enrique de los A. Betancourt Neninger, de Micro X en Alamar, La Habana del Este, donde realiza ultrasonidos ginecológicos, de mamas, abdomen, próstata; pero a instancia de la doctora Ángela Cedré, su profesora, siente preferencia por el tiroides: una glándula rectora que no siempre se tiene en cuenta.
SUS INICIOS
Graduada en 1987 y mejor atleta de Ciencias Médicas formó parte del grupo de 120 mejores expedientes, quienes fueron seleccionados por el Comandante en Jefe Fidel para ir a las zonas montañosas de Santiago de Cuba a pasar el servicio social.
Su consultorio: “EL Sapo”, ubicado en el municipio de Siboney cerca de la Gran Piedra, estarían sus pacientes, quienes si no podrían llegar por la distancia; ella, iría en un caballo que salud pública le facilitó.
Sus pacientes al verla ejercitarse le hicieron lo que ellos consideraban un gimnasio y le propiciaron la dieta que le permitiera estar lista para cualquier competencia. Solo la constancia de esta mujer médico deportista darían al traste con quienes pensaron que no podría y logró en medio de aquel lugar salir al tabloncillo y regresar al Sapo con cinco medallas de Oro del evento Galenos universitarios, celebrado en Camagüey.
LA CONSTANCIA TIENE FRUTOS
Estoy en la sala del apartamento de la doctora Maricela Martínez González, quien dice que está por jubilarse, pero desea seguir haciendo ultrasonidos porque corroboran o no el diagnóstico del médico que los orientó y porque su base como Médico General Integral ha sido fundamental para esta especialidad a la que llegó luego de diplomarse en ultrasonidos y cuidados paliativos.
Son muchos los pacientes y lugares recorridos por esta mujer. Policlínico 19 de Abril, en Plaza de la Revolución, en Guanabo. Tres misiones internacionalistas en Guinea Ecuatorial, Brasil, Venezuela.
Mucho tiempo ha corrido desde que siendo una adolescente en una sala oscura de un cine decidió que sería médico. Hoy afirma que volvería a ser médico general integral por sobre todas las cosas que les han sucedido en su vida. Un recorrido bello coronado además con una hija médico y otra ingeniera Química. Volveré doctora si necesito un ultrasonido. “Gracias por extender mi vida”.
Ver además:
Honrar, honra. Excelente trabajo a una de nuestras miles de consagradas trabajadoras por la salud cubana.
Poniendo en alto la figura de la mujer y la medicina cubana. Merecidísimo reconocimiento a usted, Doctoraza. Larga vida a los profesionales de la salud que tienen el alma tan estoica como la suya, que se dan por pagos con ver un rostro aliviado que ya no padece.
Mi colega y conocida de muchos años.Excelente persona,amiga y médico como la mayoría de nuestra generación a la que el policlínico docente universitario Betancourt Neninger nos ha visto envejecer.