Donde quiera que el arte de la medicina es amado, también hay un amor a la humanidad.
Hipócrates
Apenas veo a mi vecina, sin importar si se trata de un día común o de alguno muy especial, de esos que desde antaño celebran todas las familias cubanas. La doctora, como en cualquier horario la llaman en la puerta de su casa los vecinos, no escatima horario para brindar un servicio de urgencia o su autorizado consejo médico; su hogar es de todos los que la necesitan.
La doctora Yaima Álvarez Rodríguez, especialista en Primer grado de Medicina General Integral, Profesora Asistente y Máster en Enfermedades Infecciosas, quien pertenece al policlínico Antonio Maceo del municipio capitalino de Cerro, ha laborado en estos 18 meses intensas y extensas jornadas de trabajo en el enfrentamiento a la COVID-19, se ha entregado en cuerpo y alma a su labor de guardián de la salud de su población, como señalará Fidel Castro al referirse a la misión de los médicos de la familia.

Su trabajo todo este tiempo ha sido más que su participación en la pesquisa o del seguimiento diario del paciente ingresado en el hogar, que la atención oportuna del que requiere su conocimiento en el consultorio sin descuidar el aseguramiento de la intervención.
Todos los días va a su otra casa, como decimos los que la conocemos, que es su consultorio; su población es su razón de ser más allá que su trabajo, y los ancianos, las embarazadas, los lactantes, sus pacientes vulnerables son su prioridad, para ellos es su tiempo.
La galena comenta para Tribuna de La Habana: “La pandemia de la COVID-19 hizo que el trabajo del consultorio cambiara, los terrenos son la prioridad, es el nuevo estilo para evitar que las personas salieran de sus casas lo menos posible, sobre todo la población vulnerable al virus por sus comorbilidades y las embarazadas, los lactantes….
“Al inicio todo transcurría muy normal en lo que a tiempo se refiere, y en mi caso tuve la oportunidad de participar en la etapa 3 del proyecto del candidato vacunal Soberana 02 pues el consultorio fue escogido, y ahí comenzó el trabajo de reclutamiento de pacientes. Fue una labor ardua porque había que cumplir con un protocolo establecido, se le tenía que realizar una serie de chequeo y de entrevista a los pacientes para la inclusión en el estudio – el cual requería de un tiempo extra para el procesamiento de la información- y ese trabajo de mesa lo hacía en la casa a altas horas de la noche.
“La familia ha sido mi soporte, mi hija me ayudaba en los quehaceres de la casa, pero mi papá es un anciano que requiere mi ayuda.
“Cuando comienza la vacunación las tareas siguen adicionándose, y gracias a los estudiantes de Ciencias Médicas -quienes realizaban la pesquisa- se visitaba el hogar de aquellos que ellos identificaban con alguna sintomatología; la presencia nuestra, además, era necesaria en el centro de vacunación, fueron 6 meses de trabajo intenso.

“Unido a esto comienza la intervención comunitaria con el candidato vacunal Abdala: se recibía la vacuna a las 5 de la madrugada y hubo días de terminar a las 6 de la tarde, porque era necesario vacunar a la mayor cantidad de población en el menor tiempo. Me pasaba más de 12 horas trabajando en el consultorio.
“Terminando esta tarea comienza la vacunación de las mujeres que lactan, de las embarazadas, y mi consultorio también fue escogido para realizar la vacunación de tres consultorios más de este tipo de población.
“Todo este tiempo ha sido sin descanso, sin vacaciones; todo el personal médico del policlínico está igual que yo o en otras funciones. Ahora nos encontramos inmiscuidos en el trabajo de la atención a los pacientes positivos con ingreso en el hogar que son de bajo riesgo, tarea que sí es de domingo a domingo, y se hace un pase de visita diario en el hogar, con todo el protocolo que lleva está práctica, desde el uso de los recursos (careta, doble bata, cubrebocas, para la protección del personal de Salud) hasta un examen físico diario porque esta enfermedad puede evolucionar de maneras insospechadas en muy poco tiempo.

“Ahora estamos asimismo en otra tarea: la administración de la Biomodulina T en los pacientes mayores de 75 años y mi población es eminentemente anciana.
“Casi todos mis pacientes enfermos de COVID-19 han tenido síntomas leves, al inicio todos se remitían y tenían pocos síntomas, por lo que lo que más me ha marcado en esta etapa de la pandemia fue el caso de Diego. Para mí Diego ha sido como mi papá, me vio nacer y hemos sido vecinos por más de cuatro décadas, él es un paciente de mucho riesgo que ha estado por situaciones médicas de peligro para la vida, tiene un EPOC, es asmático y de 81 años de edad.
“Diego se sentía bien, sin ningún problema y, de repente, a las 11 de la noche me llaman a la casa; cuando llego me lo encuentro cianótico, desmadejado sin responder. En ese momento pensé que no podía hacer nada, la saturación la tenía por debajo del 95 por ciento, por lo cual se llevó para el policlínico, y se le suministró oxígeno; esto último permitió que mejorara la saturación y se remitiera para el hospital. Ya está de alta en su casa.
“Es duro porque en las casas no existen determinados recursos para ayudar rápidamente al paciente; las casas no son hospitales, y cuando no podemos ayudar al paciente es muy triste. Yo tenía el oxímetro y pude ver cómo estaba saturando y que los signos estaban por debajo de lo normal. Te ves con el miedo de que se te puede morir un vecino, un amigo, un paciente sin poder hacer nada, porque con esta enfermedad hoy estás bien y mañana puedes haber fallecido, por eso la importancia de pasarle visita todos los días a los pacientes con ingreso en el hogar; hay que cumplir con lo establecido.
“La vista a los casos positivos te hace reflexionar, porque vas para tu casa y te preguntas si estaré asintomática y trasmitiendo, todo el personal médico está vacunado, pero no dejo de preguntarme si alguna vez llevaré la enfermedad para mi casa. Mi papá está vacunado pero mi hija no, por lo que soy en extremo cuidadosa con la higiene y el distanciamiento hasta con mi hija, lo demás es protegernos, con la sobrebata, el gel, el nasobuco y la careta; al paciente positivo hay que visitarlo protegidos.
“Y llegar a la casa a realizar otras tareas que también son mi responsabilidad, la de madre, hija y esposa de un médico.
Ella, quien por voluntad propia decidió dedicar su vida a tan noble profesión, sabe que le ha tocado un momento difícil, pero nada podrá mitigarle de su rostro una sonrisa para su población.
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Qué buena descripción de una doctora de lujo. Gracias Oilda!
Gracias a la vida por brindarme la posibilidad de conocer y compartir el trabajo en el Policlínico Antonio Maceo, con una profesional de la grandeza de la Dra Yaima. Detrás de esa mujer sencilla y jovial, se esconde una excelente mujer, muy querida y admirada por todos sus compañeros. Yo también aplaudo por ti, porque eres médico de corazón, de ciencia y conciencia.
Tengo el privilegio de conocer a Yahima y más que conocerla de haber sido atendido por ella yo y muchos de mis familiares es una persona extremadamente sencilla humilde familiar y súper profesional nunca tiene un no para nadie y siempre tiene una solución para cada y uno de sus pacientes y situaciones de cada quien la verdad mis respeto para ella y desde la distancia le ofrecemos nuestro más profundo agradecimiento y pidamos todos porque Yahima sea reconocida a otras instancia porque créanme que muy bien merecido que lo tiene a ti yahima te mandamos un gran beso y mil gracias Orly Arlin Edwin y Kiki gracias por tanto
Excelente profesional. Médico especialista, profesora ejemplo para todos sus compañeros de trabajo. Siempre dispuesta a cualquier labor. Hasta de vacaciones cumple cuando se le pide alguna tarea. Siempre con muy buen carácter, jovial, inteligente. Amiga de todos
Yahima es una de las profesionales de salud más completa que conozco. Muy buena como doctora, como profesora y como compañera de trabajo. Para mí ha sido una suerte haberla conocido.