Cada 1 de junio Cuba conmemora el Día Internacional de la Infancia, para agasajar a aquellos que representan el futuro y la esperanza del mundo. Por ello, padres, madres y demás familiares nos esmeramos porque nuestros pequeños sean felices e intentamos brindarles una vida plena, con una adecuada educación, para que adquieren la sabiduría necesaria que les permita convertirse en buenas personas, capaces de alcanzar la sociedad soñada por todos.

Dada la situación epidemiológica actual, ahora solo pueden celebrar desde casa, y a través de las redes sociales, porque lo más importante es mantenerlos protegidos de la COVID-19 para que gocen de buena salud y mañana puedan disfrutar bajo mejores circunstancias.

Como ya es sabido, el mito de que este grupo etario parecía ser prácticamente inmune a la COVID-19 se ha derribado a medida que avanza la pandemia. Las estadísticas muestran que las niñas, niños y adolescentes pueden ser infectados por el SARS-CoV-2.

Así lo manifestó recientemente la doctora Lissette López González, jefa del Grupo Nacional de Pediatría del Ministerio de Salud Pública durante la reunión del Grupo de científicos y expertos que lideraron las actividades de Ciencia e Innovación tecnológica en el enfrentamiento a la COVID-19. La doctora señaló además, que según las encuestas, los análisis clínicos y epidemiológicos de cada caso, el mayor por ciento de la población pediátrica confirmada en Cuba con infección del nuevo coronavirus, ha sido por contacto con casos confirmados.

Foto: Tomada del sitio web del MINSAP

Ahora que somos conscientes que los niños y adolescentes sí enferman, y pueden tener complicaciones, quedar con secuelas o morir; depende de los adultos proteger cada vez más a la infancia y hacer comprender a los adolescentes la necesidad del autocuidado.

La población pediátrica, por lo general, cursa la enfermedad de forma asintomática o con síntomas muy leves.  A su vez, se ha demostrado que si bien la neumonía es la manifestación más común, también un número importante de pacientes, que incluso han llegado a la gravedad, tuvieron trastornos digestivos, como vómitos, diarreas y, en menor medida, dolor abdominal.

Además pueden presentar signos neurológicos, por lo que si la madre detecta cambios en el comportamiento del menor, que esté decaído, tenga fiebre, cefalea, pérdida del apetito, del gusto o el olfato resulta necesario descartar una posible infección.

En Cuba han predominado los pacientes asintomáticos y dentro del grupo de los sintomáticos aquellos con manifestaciones respiratorias como obstrucción nasal, secreción, dolor de garganta, otitis y dificultades respiratorias que han derivado en neumonías.

Aunque la gran mayoría de esta población es saludable, existen niños diabéticos, cardiópatas, asmáticos, epilépticos, con lesiones oncológicas, enfermedades hematológicas o inmunodeficiencias; y al adquirir la COVID-19 el peligro es mucho mayor.

Los recién nacidos dependen de la atención de sus padres

El cuidado de los recién nacidos debe ser esencialmente por parte de los padres, y al atenderlos tienen que usar nasobuco, lavarse las manos, mantener las superficies limpias y las habitaciones ventiladas. Asimismo, las visitas en el hogar deben restringirse y en el caso de acudir alguna persona, los pequeños deben permanecer en sus cunas sin contacto con los visitantes.

No deben darles besos en la cara, ni las manos, ni acercarle el rostro al bebé. Tampoco acudir con los recién nacidos a espacios públicos. En el caso de los padres que trabajan en la calle, antes de manipular al bebé tienen que bañarse y continuar utilizando el nasobuco, porque es lo que sí ha demostrado que protege, al igual que la distancia y la higiene de las manos y superficies.

Los especialistas coinciden en que ha disminuido la percepción de riesgo en la población, al diagnosticarse lactantes, pacientes con comorbilidades y patologías crónicas positivos a la enfermedad.

Sobre este tema, la jefa del Grupo Nacional de Pediatría del MINSAP ha expresado: “La niñez está concebida para crecer en sanidad física y biológica y por eso todos tenemos la misión de cuidarla, extremar las medidas de seguridad y vivir con la certeza de que vamos a lograrlo, pero es una tarea de todos”.

Los niños tiene que crecer en un ambiente seguro, la nueva normalidad lleva implícito buscar los mecanismos, por muy difíciles que sean, para proteger la infancia”.

Sin dudas, cuidar a los más pequeños de la casa es una responsabilidad de cada familiar conviviente, adoptar estilos de vida que contribuyan al autocuidado, con el uso del nasobuco a partir de los dos años bajo supervición de los adultos y demás medidas de higiénico-sanitarias; la protección es hoy el mejor regalo para nuestra infancia.

Referencias

Sitio web de Cubadebate

Sitio web del MINSAP

Sitio web del MINSAP

Ver además:

Debates virtuales sobre infancias y adolescencias

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