
A pesar del muy complejo contexto económico y social nacional e internacional actual, a lo cual se suma desde hace más de sesenta años, el cruel asedio de Washington que se manifiesta hoy con el vil recrudecimiento del bloqueo por parte de los Estados Unidos contra la noble y aguerrida Isla, el pueblo de Cuba continúa resistiendo y trabajando con ahínco hacia el desarrollo y sostenibilidad económica.
Y en ese empeño están inmersos millones de hombres y mujeres que anhelan un mejor futuro para sus familias y compatriotas, en particular para las generaciones de pinos nuevos, los jóvenes cubanos que estudian, trabajan y no renuncian a un proyecto de vida con mayor bienestar en la Patria que les vio nacer, crecer y formarse como obreros, técnicos, y profesionales en disímiles ramas del conocimiento.
Sin embargo, en esta década se ha incrementado la emigración hacia otros países, fenómeno mundial que en Cuba tiene como esencial causa la situación económica que tiene como motivo principal, la agudización del cerco impuesto por los EE.UU. de forma injusta y con argumentos inconsistentes y plenos de distorsión y falacias sobre la realidad de la Mayor de las Antillas.
El bloqueo es contrario a los principios del derecho internacional y tiene un carácter extraterritorial que afecta la soberanía de otras naciones, de ahí que cada año sea rechazado por una contundente mayoría de países en la Asamblea General de las Naciones Unidas, acontecimiento anual desoído e irrespetado por la Casa Blanca con gobiernos con profunda ceguera política, y también con propósitos hegemónicos e injerencistas.
Los jóvenes cubanos siguen siendo protagonistas principales de la obra de Desarrollo Humano que se construye en la nación caribeña encaminada a mayor equidad y prosperidad para todos los ciudadanos.
Ellos están en la primera trinchera de batalla por alcanzar niveles productivos más altos en diferentes ramas económico-sociales. Los politécnicos y universidades del país están en función de la complementariedad con la economía a lo cual se añaden las innovaciones e iniciativas que generan sus programas de investigación y estudio con el fin de impulsar el avance en las localidades y comunidades con orientación hacia proyectos que beneficien a la población.
En la Mayor de las Antillas cada año egresan de la Casa de Altos Estudios, miles de jóvenes altamente calificados. Ya suman más de un millón los graduados en el país en varias profesiones; ingenieros, arquitectos, diseñadores, médicos, licenciados en enfermería, periodismo, historia, biología, ciencias jurídicas etc, y constituyen una potencial fuente de energía humana que participa activamente en la actualización del modelo de desarrollo cubano.
De igual manera, un gran número de sus inventivas contribuyen a sustituir importaciones, fomentar exportaciones y promover la industria nacional con el propósito de sustentar el desarrollo sostenible. Y en esta misión se incentivan también las estrategias de autofinanciamiento y autoabastecimientos locales, además de la labor de disímiles actores económicos que van surgiendo y entrelazan sus producciones y servicios con entidades y organismos estatales, aportando al presupuesto estatal el cual se revierte en mejoras a sectores priorizados de la Salud, Educación, Cultura, Seguridad Social, entre otros indicadores que tributan a satisfacer necesidades del pueblo y la sociedad en su conjunto.
No hay dudas que Cuba estaría mucho mejor sin bloqueo, sanciones y listas espurias de patrocinar terrorismo, algo sumamente absurdo y carente de objetividad y lógica por parte del gobierno estadounidense, el mismo que durante décadas ha estimulado agresiones y actos terroristas organizados desde el sur de su territorio contra la Isla y los cuales trajeron consigo miles de víctimas.
Si algún día hubiese un gobierno sensato, racional y menos arrogante o prepotente que los antecedidos hasta el momento en Washington, los pueblos norteamericanos y cubanos podrían sustentar relaciones armónicas, de mutuo beneficio para las partes. Estas podrían avanzar en el orden comercial, cultural, académico, científico, sanitario, deportivo, en la batalla contra el narcotráfico y el grave flagelo que representan las drogas, y también en otros aspectos sobre los cuales podría dialogarse, civilizadamente, con respeto a la soberanía de los países.
Basta de hostilidad y asedio a la digna Patria de Martí y demás próceres cubanos por la independencia. Con, o sin bloqueo, el pueblo de la Isla ha decidido no detener su empeño de alcanzar la sustentabilidad alimentaria y económica que precisa.
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