Foto: Cortesía H.H.Ameijeiras

Tal vez una de las más antiguas profesiones del mundo es la enfermería. Por supuesto, no puedo asegurarlo; sin embargo, puedo ofrecer testimonios de su importancia en un sistema de salud como el nuestro donde
el valor de una vida nos motiva en medio de las carencias de recursos para realizar este servicio, excepto aquellos vinculados con la voluntad, el sacrifi cio, la entrega e inteligencia frente a las adversidades naturales o provocadas por el hombre.

Pienso en aquellas que permanecían en la retaguardia de las tropas mambisas durante las aciagas jornadas
de la lucha por la independencia que se extendieron hasta la Sierra Maestra e imagino los rostros silenciosos de otras en la atención de los combatientes del llano, los clandestinos que combatieron en La Habana, de ese peligro que representa el desvelo de intensas jornadas de lucha por la vida detrás de la línea roja.

Recuerdo en especial aquella mañana cuando despertamos con la emoción del cumpleaños de nuestra madre. Concebimos una linda sorpresa por sus 55 años. Ansiosas nos fuimos al lugar escogido. Ahí
entre risas la complicidad de los amables empleados y la deliciosa comida nos deleitamos de una tarde-noche especial, sin imaginarnos que se avecinaba el inicio de una etapa que marcaría la vida de tantas
personas y dejarían una profunda huella de dolor en otras, pues a los pocos días llegaría a nosotros la terrible pandemia que logramos enfrentar como país.

Fueron turnos de trabajo agotador y arriesgado con pacientes en una terapia intensiva; muchas veces, demasiadas, en condiciones críticas aferrándose a la vida. Entre lágrimas de batallas perdidas y regocijos de vidas salvadas salimos adelante como nación, vivimos, aprendimos más del valor del amor, la solidaridad, el rescate de valores que unieron e identifi caron a la familia, de celebrar un cumpleaños – sin muchos recursos-; aunque sea en la tranquilidad del hogar, agradeciendo por un día más para hacer el mejor regalo que recibe de un hijo, la madre que sabe de esta profesión como enfermera: “Viste, ya terminé, estoy bien”.

Vea también:

Ausencia siempre presente