Foto: Portal de la Televisión Cubana

¿Esa no era la edad de la peseta? Belleza, capricho y deseos de andar animan la jornada. Para alcanzar el horizonte, primero es necesario soñar, luego abrir la mente y el pecho con la pureza de un infante.

Mucho se habla de la futilidad y anacronismo de la televisión en esta, la era de Internet, pero detrás de esa pequeña pantalla anidan las ilusiones y arduos esfuerzos de muchas personas que entregan cada día lo mejor de sí.

En la parada de la guagua cada mañana encuentro la gentil mirada de la señora que busca la novedad cultural, entre baches y calores también llega el que pregunta cómo resolver su situación alegando: “Porque si alguien me puede ayudar ese es Canal Habana”, y aunque nuestros súper poderes son limitados en el tiempo, espacio y contradicción, la chispa no se apaga.

Señal que corre sin prisa a lo largo de la Isla de esperanza corriendo la voz sobre la ciudad que vio nacer al poeta un 28 de enero. Es que valen mucho la representatividad, la inclusión, la mirada certera ante lo cotidiano y el más sincero retrato de nuestra capital.

Desde la casa azul de Mazón y San Miguel brota la esencia de una Ciudad Maravilla que renace en el pecho de cada hijo de la villa de San Cristóbal de La Habana. No hay espacio para las miserias, ni la mezquindad en esos pasillos, estudios o escaleras donde se forja con pasión el alba. La noche cede así su lugar a la luz que refleja la cúpula del Capitolio a la hora dorada para celebrar la madurez y flor de Canal Habana.

                                                                                                                     #CanalHabana

                                                                                                                     #MasCercaDeTi

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