En todos los tiempos han existido personas que por ambiciones personales llegan a denigrar de sus raíces. Para los cubanos la Patria es sagrada, así como para todos los hombres dignos y de buena voluntad en cualquier nación del mundo.
Sin embargo, hay sujetos que, de manera oportunista, buscando prebendas, protagonismo, y servilismo a intereses foráneos, reniegan de sus orígenes y llegan a plegarse a centros de poder al servicio de ignominiosos propósitos.
En Estados Unidos, particularmente en Miami, hay manifestaciones de grupos contrarrevolucionarios adscriptos a la mafia cubanoamericana que han operado contra la Isla, mostrando su baja calaña humana, y algunos de sus miembros, muestran un largo historial delictivo.
Estos personajes, junto a otros que por ingenuidad o intencionalidad les han hecho el juego a gobiernos estadounidenses de turno, contribuyen con el asedio criminal a su país e incluso a sus familias, sin tener en cuenta la tierra donde nacieron, crecieron, y aprendieron las primeras letras del alfabeto.
Recientemente, se han suscitado algunos sucesos en el ámbito cultural con diversos tipos de comportamientos, algunos promovidos desde el exterior con sustanciales financiamientos, como es el caso del llamado “Movimiento San Isidro”, o “27 N”, (compuesto fundamentalmente por algunos ciudadanos asalariados de Washington los cuales han buscado protagonismo con acciones de desobediencia civil y con fines desestabilizadores), que tienen el objetivo de desplegar el guion que sus patrocinadores elaboraron y así justificar sus pagos orientados a exacerbar estrategias subversivas. En estos casos se constata también un marcado intento por denigrar la Cultura cubana, esa que tiene alcance universal por sus avances, calidad y proyección, con reconocimiento de la comunidad internacional.
Los organizadores del fragmentado movimiento contrarrevolucionario han tratado de embaucar en esa vil cruzada a un número de artistas que nada tienen que ver con los mezquinos intereses de los pro-anexionistas, esos que han orquestado shows mediáticos frente al Ministerio de Cultura.
Existen exponentes del sector que tienen inquietudes o sustentan preocupaciones encaminadas a mejorar su desempeño, y buscan a través de diálogos, continuar trabajando en el perfeccionamiento de la política cultural, la misma que durante décadas ha obtenido incuestionables logros. Nadie puede negar que la Revolución ha sido el artífice del vertiginoso desarrollo de la Cultura en Cuba, y cuenta con disímiles instituciones a lo largo y ancho del territorio nacional que lo validan.
Decenas de manifestaciones artísticas existen en cada una de las provincias, y a pesar de las dificultades que impone la COVID-19, miles de artistas siguen creando y exponiendo sus obras en redes sociales, y de forma virtual han sesionado también eventos, con expresión en los medios de comunicación, según sus posibilidades. Resulta necesario no cejar en el empeño de la creación artística, pero con estricto apego a las medidas de bioseguridad establecidas.
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