Los cubanos cuentan con una gloriosa historia colmada de acontecimientos significativos relacionados con el surgimiento de la nacionalidad, identidad, y gestas por la independencia.
El 24 de febrero de 1895 se inició la Guerra Necesaria protagonizada por próceres como José Martí, Máximo Gómez y Antonio Maceo, entre otros dignos hombres de la Patria, los cuales no cejaron en su empeño de ofrendar sus vidas por erradicar de esta tierra a los invasores, entonces los colonialistas españoles.
En el contexto de estas luchas por la emancipación fue desarrollándose una conciencia nacional en la Isla, la cual contribuyó al surgimiento de símbolos imperecederos como la Bandera de la estrella solitaria, el Escudo e Himno de Cuba. Este último enarbolado en los momentos más difíciles de la contienda mambí en la manigua y también durante las hazañas de los revolucionarios en todos los tiempos, encierra el sentir fervoroso de un pueblo decidido a no vivir de rodillas, y si fuese preciso, morir por la Patria.
Los cantos de sirena de corte anexionista que algunos servidores del imperio intentan hacer renacer desde el Norte utilizando en ello a determinados grupúsculos financiados y manipulados por mezquinos intereses y como burdos mercenarios, no tienen espacio en una nación que decidió sustentar su independencia, con Patria y sin amos. Por su esencia, el sector de la Cultura y el de Educación son entes formadores de conciencia y tienen un rol importante en la batalla contra la mediocridad intelectual, pero también contra toda maniobra de desunión y desestabilización de la sociedad.
Aquellos que traten de dividir el país y obstaculizar el avance de la actualización económica en este complejo escenario de combate incesante a la pandemia de la COVID-19, solo merecen el desprecio de sus compatriotas.
Martí, quien en 1892 fundó el Partido Revolucionario Cubano para conseguir la unión de los veteranos del 68 y los pinos nuevos sumados a la cruzada del 95, tenía clara visión de lo imprescindible que resultaba sostener esa cohesión alrededor del ideal de Patria y libertad para enfrentar al invasor foráneo, entonces España.
Aquellos que por prebendas prefieren entregar su alma al demonio, el cual agrede, bloquea, fomenta violencia y terrorismo contra su pueblo, son los mismos, (en centurias diferentes) que otrora tuvieron pretensiones anexionistas, cuando frustraron en 1898 la independencia, luego de la Guerra Hispano-Cubano-Americana en la que Estados Unidos (EE.UU.) utilizó como pretexto la explosión del acorazado Maine.
Con ese subterfugio se introdujo Washington en la Mayor de las Antillas con el propósito real de evitar la victoria del Ejército Libertador frente a la Metrópoli española, la cual estaba corroída por el empuje de las huestes mambisas. Entonces fraguaron la llamada “República Mediatizada” de mayo de 1902 que endeudó e hizo dependiente al país y tuvo una secuencia de gobiernos entreguistas a EE.UU., hasta llegar el triunfo de la Revolución cubana, que puso fin a décadas de usurpación e injerencia.
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La unidad de la acción que se fraguaba para la independencia de Cuba (+ Video)