Los cubanos tenemos a la memoria histórica como cuestión sagrada. Reverenciarla es –para nosotros- cosa de principio; siempre, cotidianamente, aun en tiempos de coronavirus. Girón, no solo deviene monumento insoslayable de lo más glorioso del devenir patriótico cubano, constituye además, gracias a las lecturas de su desenlace, una de las más aleccionadoras enseñanzas para estos y todos los tiempos por venir: No existen los enemigos invencibles, por poderosos que puedan resultar.

Pan, libertad, una revolución de los humildes, con los humildes y para los humildes… era un desafío que el imperialismo no podía permitir, mucho menos cuando la cercanía entrañaba el riesgo de que posibles réplicas pudieran sucederse dentro de los límites del autoproclamado sagrado traspatio del reinado. ¡Y lanzó el zarpazo!

Los mercenarios que entrenó y financió –cubanos renegados con el propósito de masacrar cubanos-, vinieron armados hasta los dientes, convencidos de que apenas sería un paseo.

Los cálculos fallaron. No contaron, más bien desconocían, que las cosas sagradas, más que todo, hay que defenderlas con el corazón. Se sucedieron encarnizados combates: Pálpite, Cobadonga, Playa Larga, Aurora,… nombres cargados de heroicidad y coraje. Tanquistas, pilotos, milicianos, pueblo… a nombre de la libertad conquistada y el socialismo, hicieron lo suyo. En menos de 72 horas, del 16 al 19 de abril (1961), la hasta entonces anónima Playa Girón pasó a marcar la Primera Gran Derrota del Imperialismo yanqui, en América Latina.

“La historia recoge con orgullo la actitud ejemplar de los obreros y los campesinos que murieron en las arenas de Playa Girón, defendiendo el proyecto socialista, así como de aquellos que después de la victoria se incorporaron a las Fuerzas Armadas Revolucionarias”, dice la carta, que a nombre de la jefatura del Ejército Occidental, enviará a los milicianos del Mando, su jefe de Estado Mayor, general de brigada Ernest Feijóo Eiro, quien en la misiva rememora la hombradía que protagonizaran y la hace acompañar de una sentida felicitación.