Ya sabemos que el tema de la corriente no se arreglará de un día para otro. Lleva tiempo, dinero y mucho esfuerzo.

Pero mientras llega el momento en que las termoeléctricas nos dan una tregua, hay soluciones alcanzables que mucho aliviarían la vida de las personas y la economía. Después de preguntar a quienes saben y a los que han formado conocimientos sobre el tema empíricamente, aquí van algunas ideas.

Hay que estimular todo lo que contribuya al desarrollo de las fuentes renovables de energía. Desde tarifas de compra de electricidad atractivas hasta el acceso en el mercado nacional a paneles e inversores, aunque sean en MLC, pero a precios no recaudatorios.

Propiciar el encadenamiento entre el sector privado con financiamiento y las grandes industrias cubanas con personal calificado y maquinaria lista para fabricar paneles.

Incentivar la inversión extranjera cada vez más en el sector energético del país. Hay buenas experiencias en el Mariel, que aprovechan el potencial fotovoltaico de Cuba y entregan al SEN.

Exigir que los nuevos proyectos inversionistas arranquen con sus propias fuentes de electricidad, con independencia de la red. Desde un gran hotel hasta un edificio multifamiliar.

  • Establecer como prioridad la soberanía eléctrica del sector hidráulico y la agricultura. Los apagones complejizan el abasto de agua a la población y el riego de los cultivos. Las bombas fotovoltaicas existen y son posibles en Cuba.
  • Los comercios deberían destinar parte de sus ingresos a inversiones en paneles solares. La realidad es que hoy, cuando no hay corriente, las tiendas paran. El déficit de combustible limita incluso el empleo de los grupos electrógenos en los comercios. Donde existen alimentos y no hay corriente se corre el riesgo de descomposición.
  • Promover en los negocios del sector no estatal el empleo de fuentes renovables. Varias empresas privadas y emprendimientos son altos consumidores de electricidad. Obtenerla de sus propios paneles o de pequeños, pero eficientes aerogeneradores, mucho contribuiría con su economía y al ahorro.
  • Diseñar y ejecutar proyectos que permitan a la comunidad cargar equipos eléctricos a través del sol. Las solineras constituyen una solución a la necesidad de energía de las llamadas motorinas.
  • No menos importante es promover el ahorro como práctica de vida en los ciudadanos. Ahorro no se traduce en vivir a oscuras o cocinar con leña. Solo recordar que en la situación actual, la energía de unos es el apagón de otros. Y sobre esa triste realidad hay bastante experiencia acumulada.

Nota: Este criterio está basado en las ideas aportadas por varios entrevistados para la serie de reportajes del Sistema Informativo sobre el empleo de las fuentes renovables de energía.

(Tomado del perfil en Facebook de Lázaro Manuel Alonso)

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