A sus 34 años y con una marca personal en esta temporada de 4.60 metros, muy lejos de sus mejores rúbricas, la garrochista cubana Yarisley Silva está en Tokio para participar en sus cuartos Juegos Olímpicos.

En su bitácora guarda una medalla de plata inolvidable en la cita de Londres 2012 que le dio a Cuba su primer sitio en el podio en esa especialidad en la historia de estas lides, un título mundial al aire libre (Beijing 2015) y otro en pista cubierta (Sopot 2014) sin precedentes en los anales deportivos de la isla, y tres preseas doradas en Juegos Panamericanos que la convirtieron en la reina de las alturas de nuestro continente.

Muy pocos especialistas pudieron predecir que esa muchacha de estatura pequeña, amante del ballet clásico, que fue rechazada en una academia de baile por tendencia al sobrepeso, rompiera los cánones establecidos para este deporte y llegara algún día a alcanzar la gloria mundial, para llenar de orgullo a esta tierra caribeña.

Ahora, próximo a cumplirse seis años de aquel salto de 4.91 metros en la ciudad de Beckum, Alemania, que constituye su mejor marca personal y con el privilegio de ser la sexta atleta que más alto ha saltado en toda la historia de este deporte desde su aparición, quizás ha visto pasar sus mejores días en el campo.

Sin embargo, esta bella pinareña de risa fácil y apariencia tranquila, ha demostrado a lo largo de su carrera que tiene una capacidad increíble para resurgir de sus cenizas y un espíritu de lucha como pocos que la ha impulsado por los aires, en no pocas ocasiones, para hacer añicos los pronósticos precompetencias.

En varias ocasiones donde no salió como favorita por los expertos, ya sea por problemas que había tenido que enfrentar durante la temporada o por bajos rendimientos en otros eventos anteriores, se alzó sobre su coraje para estampar marcas y robar podios, como en el Campeonato Mundial de Sopot, Polonia, en 2014, las mismas olimpiadas de Londres, o más recientemente en los Panamericanos de Lima 2019, donde se consagró como la novena deportista en lograr tres títulos en esas citas continentales.

Con ese currículo, aunque su nombre no se repita tanto como antes en artículos de periodistas especializados y los fotógrafos corran en la Villa Olímpica a congelar la imagen de otras atletas que despuntan, no se puede descartar jamás a esa guerrera que ha sabido desafiar la gravedad tantas veces para arrancarnos un grito de euforia en la distancia.

Otras informaciones:

Deporte cubano: contra COVID-19 y bloqueo

Récords vigentes en el Olimpo del Atletismo