Nuestro alfabeto cuenta hoy con veintisiete letras (a, b, c, d, e, f, g, h, i, j, k, l, m, n, ñ, o, p, q, r, s, t, u, v, w, x, y, z), pero no todas fueron añadidas al mismo tiempo.
Todos los idiomas están repletos de historia, curiosidades y anécdotas. En el caso del español, cuenta con un rico abecedario repleto de tradición y que, como las demás lenguas románicas, se sirvió en su origen de la serie alfabética latina, que fue adaptada y completada a lo largo de los siglos.
El alfabeto no siempre ha sido así. No se formó este abecedario de un día para otro, y de forma así de completa. A lo largo de la historia, hay ciertas letras que han sido extraídas de él, como la ch o la ll, mientras que otras han suscitado todo tipo de polémicas y críticas, como la ñ. Hoy existe el alfabeto tal y como lo hemos mencionado, tras años de desarrollo y evolución.
La Real Academia Española (RAE) explica que la w fue la última letra en incorporarse a nuestro abecedario. Aunque, antes se solía evitar en la adaptación de extranjerismos, hoy se tiende a mantener en ellos, así como en las transcripciones de voces de lenguas sin alfabeto latino, como puede ser web, kiwi.
La w es la vigesimocuarta letra del abecedario español, y aparece en palabras de origen germánico, principalmente inglesas y alemanas, así como en transcripciones de palabras procedentes de lenguas que utilizan otros alfabetos o sistemas de escritura.
Explica la RAE, además, que esta letra representa dos fonemas: el bilabial sonoro, cuando la w se pronuncia como una b en nombres propios de origen visigodo, como es el caso de Wamba, o cuando se pronuncia en voces de origen alemán, como wagneriano.
Asimismo, responde al fonema u: la w se pronuncia como gug cuando forma diptongo con la vocal siguiente, como es el caso de sándwich, waterpolo o Hawái.
Ver además: