En cuanto al vocablo que hace referencia a que se deleita en hacer sufrir o se complace en los padecimientos ajenos, es decir, cruel.
En general, los superlativos no suelen ser una formación gramatical que genere gran confusión en los hablantes del idioma, pues a menudo para atribuirle intensidad máxima a la cualidad que denotan los adjetivos, solo es necesario añadir algún sufijo al final del vocablo al que queremos hacer referencia, siendo ‘-ísimo/ísima’ la partícula más común.
Sin embargo, debemos de considerar que no todos los adjetivos pueden formar superlativos con este sufijo, pues en algunas ocasiones será necesario modificar sustancialmente la raíz en lo que se conoce como superlativos irregulares.
La Real Academia Española (RAE) nos indica tanto en el Diccionario panhispánico de dudas como en el Diccionario de la lengua española que, en lo que respecta a esta voz, en realidad cuenta con dos grafías igualmente válidas para esta formación gramatical, las cuales son: -Crudelísimo (del lat. crudelissimus) -Cruelísimo, formado sobre cruel y el sufijo -ísimo -ma.
Ejemplos:
Fue una persona crudelísima conmigo.
Fue una persona cruelísima conmigo.
Crudelísima quedaba corto a lo que su persona representaba.
Cruelísima quedaba corto a lo que su persona representaba.
Así que, ya lo sabes, el superlativo de cruel es crudelísimo y cruelísimo, de tal forma que tú puedes emplear cualquier grafía de manera indistinta y sin incurrir en ninguna incorrección del idioma.
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