Detrás de cada plié y cada salto hay una historia de superación, legado y metas audaces. En diálogo con Tribuna de La Habana, figuras como Laura Kamila; Miriam Vilá, antigua directora de la Cátedra de Danza del Ballet Nacional de Cuba, y el joven bailarín Bertho Rivero, revelaron cómo la danza se sostiene no solo en la técnica, sino en la pasión por compartirla.
Laura Kamila es una bailarina cubana que recientemente fue ascendida a solista del Ballet Nacional de Cuba (BNC). Cuando se le preguntó sobre los principales desafíos en su carrera, Laura mencionó que es interpretar a Mercedes," un personaje fuerte y maduro en un bailable predominantemente masculino". Kamila reconoce que es un esfuerzo considerable, pero con dedicación, logró superar este reto. "Se trabajó con mucha paciencia y fue bueno".
Sobre su preparación para este rol, destacó la importancia de la interpretación personal. "Este personaje tiene que ver mucho conmigo. He visto muchos videos de Sadaise Arencibia y de Alianed Moreno, y de cada Mercedes cogí un poco".
La joven solista siente una conexión especial con el personaje, ya que, a su juicio, representa a una mujer enérgica y protectora, similar a su vida en el barrio con sus amigos.
Mientras dialogábamos, recordó un momento inolvidable durante las presentaciones en Santiago de Cuba: "Iban a suspender la función por la situación electroenergética, pero el público pidió que la realizáramos. El ambiente se volvió sorprendente cuando, tras un corte de eléctrico justo en el momento de la coda del Grand Pas de Paquita, los presentes encendieron las linternas de sus teléfonos para ovacionarnos. Cuando regresó el fluido eléctrico, retomamos la coda. La emoción que me provocaba el público hizo que saltara más alto que nunca en los saut de chat. Fue un momento tan conmovedor que lo guardaré toda mi vida".

Al reflexionar sobre su propia esencia como bailarina afirmó: "Soy una muchacha muy trabajadora, que se dedica mucho a lo que ama. En esta interpretación de Mercedes, busco ser más tranquila y segura, llevando el personaje hacia algo más natural que represente mi identidad sin perder la esencia de la historia".
Cuando se le preguntó sobre sus aspiraciones futuras, expresó su deseo de asumir papeles protagónicos más desafiantes como la reina de las Willis, aunque reconoce que es un reto muy fuerte al haber sido interpretada por grandes bailarinas cubanas.
Laura Kamila no solo es una bailarina en ascenso, sino una figura que representa la evolución del ballet cubano. Su dedicación y pasión aseguran que el legado de sus predecesoras continúe inspirando a futuras generaciones.
Miriam Vila: Pionera de la Cátedra de Danza del Ballet Nacional de Cuba

El pasado 13 de julio durante la función de clausura del Festival “Quien baila es más feliz”, se rindió un merecido homenaje a miembros del equipo de trabajo de la Cátedra de Danza del Ballet Nacional de Cuba cuando fue fundada, hace 25 años. Entre ellos se encuentra Miriam Vila, la primera directora del Taller Vocacional de dicha cátedra. Fundadora de este centro docente en 1998, ha sido una figura clave en la formación de nuevas generaciones de bailarines y en la promoción de la danza en la isla.
"Recuerdo perfectamente que estábamos hablando de la posibilidad de crear un espacio para que los niños no solo aprendieran ballet, sino que se interesaran por la danza en general”.
Gracias al apoyo de figuras como Loipa Araújo y Alicia Alonso se lanzó una convocatoria que sorprendió a todos: "Matriculamos 900 alumnos, algo que jamás pensamos", comentó Vila.
A lo largo de los años, la cátedra ha evolucionado y se ha consolidado como un espacio fundamental para la apreciación de la danza. Miriam explicó que el objetivo siempre fue ampliar el amor de la familia por la danza.
Uno de los momentos más destacados en la historia de la cátedra fue la visita de Fidel Castro en 2001 para ver "El Camarón Encantado". Miriam recuerda cómo el espectáculo, presentado por más de 900 niños, dejó una profunda impresión en el líder histórico y público en general: "Fidel se enamoró de aquello. Esa experiencia nos permitió que el ballet infantil llegara a Santiago de Cuba, donde los niños tuvieron la oportunidad de vivir la magia de la danza".
Vila subrayó la necesidad de divulgar el ballet para atraer nuevos públicos. "El taller ayudó mucho en eso. No solo los niños, sino abrir un poco la visión cultural a la sociedad cubana".
Danzar entre la armonía y autodesafío
Bertho Rivero se ha consolidado como uno de los nuevos talentos del Ballet Nacional de Cuba. Trabajar junto a bailarines de renombre constituyó uno de sus retos como miembro de esta prestigiosa compañía.
"Para mí ha sido muy satisfactorio, he visto mi evolución dentro de la compañía. Agradezco las oportunidades que he tenido de bailar junto a figuras destacadas como Sadaise Arencibia, lo que ha enriquecido mi trayectoria".
Un momento crucial en su carrera fue su participación en el Festival Internacional de Ballet de La Habana Alicia Alonso, donde bailó el pas de deux de End of Time, coreografía de Ben Stevenson, con Sadaise Arencibia. "Fue difícil al principio, porque estaba preparándome para bailar con una primera bailarina". Sin embargo, encontró apoyo en sus compañeros, lo que le permitió mejorar en su segunda presentación.
Para el joven bailarín, participar en clásicos del repertorio del BNC es fundamental. "El ballet cubano es muy reconocido mundialmente por su técnica y la energía que tienen los bailarines dentro de la escena".
Con su dedicación y pasión, Bertho Rivero promete seguir brillando en el escenario y dejando una huella en el mundo de la danza.
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