En el vibrante mundo del ballet cubano, las voces de sus artistas son esenciales para entender la evolución de esta disciplina. Recientemente Tribuna de La Habana realizó entrevistas a varios miembros del Ballet Nacional de Cuba (BNC), en las que compartieron sus experiencias y perspectivas.

En estas conversaciones, los bailarines abordaron diversos temas, como la influencia de figuras emblemáticas, sus desafíos en el escenario, y la importancia de la enseñanza y la transmisión de conocimientos a las nuevas generaciones.

Sadaise Arencibia. Foto: Tomada de sus redes sociales

En esta ocasión, dialogamos con Sadaise Arencibia, una de las figuras más emblemáticas de la cultura nacional y de las más queridas del BNC, quien ha dejado una huella imborrable en el corazón de los cubanos, el cual, con ovaciones bien merecidas, la despidió el pasado 23 de abril de 2025.

Arencibia eligió Bodas de Sangre, ballet inspirado en la obra homónima de Federico García Lorca, para decir ¡Hasta pronto!, consciente de que el arte no se abandona, solo se transforma. Su retiro no fue un adiós, sino el inicio de un nuevo reinado, donde su trono ya no es el escenario, sino la enseñanza, la guía, la permanencia.

En el ballet, como en la vida, lo más importante no es solo alcanzar la corona, sino serle fiel, cuidarla, transmitirla, asegurarse de que otra princesa —o príncipe— esté listo para heredarla.

Y Sadaise lo sabe. Ella, que durante años encarnó, entre otros, a Odette, Giselle, Kitri y Carmen con una elegancia que parecía innata. Ahora aporta desde la humildad de quien lo ha dado todo y aún tiene más por entregar.

Durante la entrevista, compartió sus pensamientos sobre esta nueva etapa de su vida en la danza. "Está siendo un proceso muy importante para mí en estos momentos, en lo personal y en lo profesional", comentó, refiriéndose a su transición de bailarina en ejercicio a maestra. "Es solamente transmitir lo que he hecho y lo que me enseñaron todos los maestros que tuve a lo largo de mi carrera".

Al hablar sobre su experiencia como docente, Sadaise destacó la cercanía que siente con sus estudiantes. "Es una experiencia muy bonita. Ellos son mis colegas de trabajo, con los mismos que he estado compartiendo en mis últimos tiempos de bailarina". Su empatía hacia los jóvenes bailarines es palpable, y ella misma reconoce que puede ayudarlos mejor porque sabe lo que es sentirse cansados o presionados.

La conversación también tocó el tema de su impacto en el público, pues ha dejado una huella imborrable en el corazón de los cubanos. Muchos aún se resisten a aceptar la separación artística de esta talentosa primera bailarina, evidenciando la conexión especial que ha cultivado a lo largo de su carrera.

Sadaise Arencibia en la reina de las Willys, II acto de Giselle. Foto: Tomada de sus redes sociales

Sadaise expresó su gratitud por la reacción de quienes la han visto bailar: "Me ha hecho tremendamente feliz que mucha gente no haya querido aceptar de cierta manera la decisión que tomé". Para ella, saber que su presencia en el escenario fue tan valorada es una satisfacción inmensa. "Lo que no debería pasar nunca es que el público ya no desee verte en escena".

Al reflexionar sobre su decisión de retirarse, Sadaise explicó que es un proceso personal y complejo. "Son muchos motivos; nunca hay uno solo. Es un momento en el que cada bailarín debe considerar su bienestar físico y emocional. A veces uno mismo siente que lo necesita y que tú misma dices: No; esto es lo que necesito ahora".

Su dedicación a la enseñanza es un legado que continuará, asegurando que su pasión por la danza perdure en las generaciones venideras. "Quiero seguir ofreciendo el conocimiento que he adquirido a lo largo de la carrera, y a quien pueda ayudar, ayudarlo sinceramente".

Foto: Tomada de sus redes sociales

Es curioso que uno podría cruzarse con Sadaise Arencibia en la calle y no adivinar que es una primera bailarina. Va por el mundo con esa sencillez que solo tienen los grandes, los que no necesitan alardear de su grandeza, ya que su arte habla por ellos; porque pertenece a una generación donde no había redes sociales, y conocer la historia de tus predecesores era una reverencia a tu compañía.

Hoy, mientras nuevas estrellas se forman bajo su mirada atenta, el público que alguna vez la vitoreó como princesa comprende, al fin, que las verdaderas reinas nunca se van. Solo cambian de rol. Y Sadaise, con esa gracia que la caracteriza, lo demuestra cada día.

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