Contrario a lo que pudiera pensarse, la celebración de un concurso de belleza masculina en La Habana no tuvo la repercusión esperada. Y lo digo porque este tipo de certámenes no son comunes en Cuba. Si a finales de año pasado la celebración de Halloween con tintes racistas despertó un debate en las redes, ahora, la estereotipación de la belleza pareciera no levantar revuelo.
Durante años hemos tenido campañas sobre la no discriminación, contra los estereotipos, la banalidad y la importación de patrones culturales no afines al proyecto social que defendemos. Pero entonces ocurren hechos que parecen demostrar que hemos arado en el mar, como el caso de Halloween mencionado o este que motiva el comentario.
Efectuado en la Fábrica de Arte Cubano (FAC), que se precia de tener lo mejor de la cultura de esta ciudad, resulta cuando menos paradójico que se promuevan este tipo de eventos. En la misma semana que realizaban talleres de crianza responsable premiaban la banalidad. Y no es ir contra la belleza, es sobreponerla como medidor definitivo, enaltecer la forma sobre el contenido, lo de afuera sobre lo de adentro.
Si durante años hemos oído en sesiones de la UNEAC y en todos los espacios de crítica intervenciones sobre la sexualización de la figura femenina en videos clips o espectáculos de todo tipo, ahora se presenta lo mismo sobre los hombres. Por aquello de medir con la misma vara, se debería realizar la misma crítica a este tipo de concursos.
Organizado por una marca chilena y una serie de negocios privados, la celebración de la Gala en la FAC pareciera ser el apoyo tácito de instituciones estatales. La apertura en términos económicos, y la creación de numerosas empresas privadas no debería ser la patente de corso para la promoción de eventos que no se adecuan a la política cultural de la Revolución.
La construcción de una sociedad diferente no puede hacerse con las armas melladas de aquella a la que se pretende superar. La preponderancia de los valores altruistas, solidarios y del conocimiento no puede subvertirse por la banalización del cuerpo. La exposición de personas como si fueran meros animales de feria no debe ser el patrón a seguir.
Me ha impactado el comentario y debo confesar que no lo entiendo, estamos en pleno siglo XXI y es imposible actuar y pensar como en las décadas precedentes del pasado siglo, cuál es el mensaje que queremos transmitir, fundamentalmente a las nuevas generaciones?, en los años 70,80 y 90 era un suceso que los hombres tuvieran el cabello largo, mucho menos teñido, se arreglaran las cejas, se rasuraran,etc,etc,hoy los cánones son diferentes, la constitución de la República legitimó la coexistencia de todas las formas de propiedad, y aunque nunca he visitado la FAC, y debo señalar que me encantaría, me he mantenido al tanto de todas sus novedosas propuestas, es indiscutible su aporte a la cultura y a la recreación, porqué no se cuestiona la poca creatividad e iniciativa de muchas propuestas televisivas donde se gastan los limitados recursos con qué cuenta el país y no logran atraer y convencer a los espectadores y la calidad deja mucho que desear?, las críticas deben ser constructivas y aportar elementos y sugerencias y en la que nos ocupa sólo es un listado de señalamientos.
Total acuerdo con la opinión del periodista, pero pienso, cómo lo demuestran algunas opiniones publicadas aquí que, lamentablemente con esos"bueyes de la banalidad " debemos convivir por largo para desdicha de los que vemos cada día crecer éste tipo de cosas "comerciales y superficiales" que no aportan nada al espíritu ni a la inteligencia de las personas, pero sí al bolsillo, no olvidemos que la economía es terca y estos momentos de crisis o "complejos" es cuando se echa mano a todo para engordar un bolsillo. La lucha contra los estereotipos, contra lo que resulta decadente es dura el infinita pues parece que no acaba nunca, periodista no descanses en ésta batalla, bravo por ti.
Creo que eso es diversidad , un patrón diferente al que se promueve en la escuela y en la sociedad. Un patrón de élite, porque en definitiva ese es el segmento poblacional que accede a ese lugar. Qué se pretende con ese evento? Quizás, que muchos se sientan que están en una sociedad que no es en la que viven. Qué pena!! Si yo busco que lo niños escojan sobre la base de los valores y desechen lo superfluo, lo único que me da esperanza es que ni siquiera la mayoría puede ir allí. Pero será que quienes organizan estas exhibiciones lo hacen con el objetivo ingenuo de solo entretener, y tener más ganancias? Hoy no hace falta ir a la Fábrica de Arte para saber lo que allí ocurre, hay redes sociales. Trazar una política en cualquier aspecto de la vida es importante, pero su implementación y control se impone.
Lo que faltaba, son muchos los problemas que tenemos para resolver internamente, para dedicar el tiempo a mirar hacia otros lados. Por fin la diversidad es buena o es mala. Por qué no se habla de un estado de opinión, donde se tenga en cuenta los criterios generales y no puntos de vistas particulares. El marxismo nos enseñó que en la lucha de contrario está el desarrollo.
Los hay que confunden un desfile de moda, con la banalidad de escoger al varón o hembra más bella. Que no es lo mismo el ombligo que la garganta. Lo primero hasta de arte tiene, lo segundo mucho de superficialidad. Algunos que abogan por estar en el contexto mundial, de aquí a poco estarán pidiendo legalidad para el consumo de marihuana. Esos moldes fueron roto hace muchos años, que ganamos con ponerlos en uso nuevamente. El mundo de hoy se está jugando la supervivencia y cuando miramos a los ciudadanos de Europa, la civilizada, los vemos entretenidos en nimiedades que las corporaciones le han introducido y para nada en percatarse de cómo sus dirigentes se venden a los intereses del Imperio del mal. De eso también se trata.