Como parte de un proyecto que desarrolla el Centro Cultural ubicado en la calle Narciso López número 414,
de La Habana Vieja, este 20 de febrero 30 niños sordos e hipoacúsicos de la escuela especial René Milches Rojas, del Cerro, entrenados en talleres de arte, intercambiarán con similar cantidad de estudiantes (de audición normal), de la escuela taller Camilo Cienfuegos, adiestrados en iguales especialidades.
A partir de este encuentro se prevé que los infantes con deficiencias auditivas podrán comunicarse con aquellos que no presentan esta discapacidad e incrementar su universo espiritual en la sociedad.
La primera semilla de este singular lugar la cultivó la emisora Habana Radio, situada en el edificio de la Lonja del comercio, allá por el año 2008, con un nombre que llamaba la atención: Cultura entre
las manos, y perseguía acercar a la comunidad sorda a las ofertas culturales que proponía la Oficina del Historiador de la ciudad, por lo cual brindaron, en primera instancia, cursos de lenguaje de señas cubano y luego insertaron al grupo en los programas de recorridos Rutas y Andares.
Desde sus inicios, la entonces muy joven Yalena Gispert de la Osa, responsable del inédito proyecto, no escatimaba horas para organizar y divulgar el propósito inclusivo de este abarcador plan que tuvo el apoyo, para ser materializado, gracias al Doctor Eusebio Leal Spengler y varias ong que ofrecieron un crédito con fondo saudita con el objetivo de reconstruir el edificio y conseguir el mobiliario, que fuera aportado por Euskal Fondoa.
La instalación cuenta con todo lo necesario para realizar los talleres de dibujo, pintura, cerámica, arte textil y creación de personajes, concebidos para niños, adolescentes y adultos sordos e hipoacúsicos -de forma gratuita- provenientes de cualquier parte de la ciudad; incluso en beneficio de aquellos que por algún tiempo llegan a la ciudad, procedentes de otras provincias.
Los talleres son gratuitos y con una duración de tres meses. Lo inédito: los sábados comenzarán un ensayo con público infantil donde estarán presentes sordos en edades tempranas para iniciarlos en la lengua
de señas. Llama la atención que los trabajadores de este lugar resultan personas con dificultades auditivas o apoyan a un familiar con esta discapacidad y deben dominar el lenguaje de señas en función de la
comunicación inclusiva.

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