Foto: Tomada del facebook de Ray Cruz

Desde hace algún tiempo ya, extrañamos en nuestra televisión los espacios humorísticos; entonces llega el verano con nuevas propuestas causando una vez más polémicas en las redes sociales. Pongamos sobre la mesa algunos criterios, si se trata de Al habla con los muertos. En sus primeros capítulos nos muestra una trama dibujada desde el absurdo y lo teatral. Se vale de recursos teatrales y rasgos de humor negro para sacar la sonrisa en estos tiempos marcados por una compleja situación epidemiológica.

Precisamente, acá entra el razonamiento de algunos que piensan en el arte como una respuesta directa a cada circunstancia imperante. Y quizá también es el deseo de sus creadores burlar a la muerte usándola como objeto de comedia. La cuestión radica, tal vez, en separar el producto artístico de una idea general y abstracta. No obstante, considero que resulta menester de los creadores dialogar con el público desde puntos críticos usando la risa o lágrima para superar los momentos difíciles.

Personalmente, no es mi tipo de comedia. Incluso cuando prefiero el chiste que aporte una realidad enrarecida y fugaz, aún no saca todas sus potencialidades. Por otro lado, llega otro humorístico: La hora de Noelia Bermellón, protagonizado por el personaje que popularizó la joven actriz Andrea Doimeadiós. A mi criterio un golpe de agua fresca en el rostro pues nos regala, desde la incoherencia de la estelar presentadora, un escape de la cotidianidad y su estricta lógica.

Grabación del programa humorístico La hora de Noelia Bermellón Foto: Tomada de Cubadebate

Con un guion que roza la exquisitez y actuaciones protagónicas completas, confieso haberme quedado “preso” del sillón frente al televisor. Si bien pienso que en sus estilos y diferencias cada programa aporta una nueva visión a nuestra carente parrilla humorística dentro de la pantalla chica, también creo necesario continuar este camino en la búsqueda de nuevas propuestas de espacios humorísticos sobre la base de fórmulas diversas y cercanas sin llegar a la vulgaridad y el chiste fácil.

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